El Dépor asalta el profesionalismo

Iván Antelo A CORUÑA / LA VOZ

ARTEIXO

Aspira al título de Liga de Segunda femenina con el proyecto más ambicioso de la historia del fútbol

24 ago 2017 . Actualizado a las 21:21 h.

El Deportivo ha dado un paso más en la profesionalización de su equipo femenino. Esta temporada afronta su segundo proyecto y lo hace con el objetivo de ganar la Liga de Segunda División. El ascenso ya son palabras mayores.

El equipo

Catorce jugadoras siguen. Continúan de la pasada temporada casi todas las jugadoras importantes. Una plantilla que acabó en segunda posición y que solo perdió el pulso con el Oviedo Moderno. Así, siguen las porteras Malena y Anita; las defensas Cris, Miga, Míriam y Raquel; las centrocampistas Tere, Gere, Corral, Lía, Kika y Gabi; la extremo Nuri; y la delantera Estefi. Quizás la baja más significativa sea la de Carmela, una jovencísima zaguera que destacó por su polivalencia y que se fue a Estados Unidos. Tampoco estarán Ameneiros, Perdi, Ari, Eva Luz, Patri, Tamy, Elvira y Noe.

De los ocho fichajes, cinco con pasado en Primera. Se van nueve jugadoras que en su mayoría eran complementos de las grandes cracs del equipo y llegan ocho nuevas, de las que cinco recalan en A Coruña con la solera de haber jugado ya en Primera. Se trata de la central Silvia Mérida (Sporting Huelva), la pivote defensivo Iris Arnaiz (Oviedo), las extremos Jone (Oiartzun) y Peke (Santa Teresa) y la delantera Sara del Estal (Espanyol). A ellas hay que sumarles las prometedoras Patri Rúa (lateral izquierdo, ex del Sárdoma) y Laura Vázquez (central, ex del Atlántida Matamá); y Sheila Fernández, una portera con pasado en el Friol, El Olivo y Compostela que llega por la lesión que le impedirá comenzar la temporada a Anita.

Plantilla (casi) cerrada. En el Deportivo están contentos con las 22 jugadoras con las que cuentan para la primera plantilla, pero no descartan una última llegada. La dirección deportiva no cierra las puertas a otro fichaje, siempre que se trate de una futbolista de calidad que mejore lo que hay.

Estructura

Menos dependientes de Manu Sánchez. El entrenador del primer equipo seguirá siendo Manu Sánchez. Alma máter del proyecto y conductor del club en un mundo como el fútbol femenino que para ellos era totalmente desconocido. Pablo Pereiro y Albert Gil le ayudaron a construir desde cero el primer proyecto profesional en Galicia. Sin embargo, Sánchez ya se pudo tomar este verano con más calma. Ya no era necesario consultarle cada paso. Además, el club ha fichado a un hombre de la total confianza del extécnico del Orzán: Pablo García, un gran conocedor de este deporte con casi dos décadas de experiencia en el Oviedo. García se incorporó este verano al departamento de ojeadores.

Más profesional. Las condiciones económicas y de trabajo que el Deportivo ha ofrecido esta temporada a las jugadoras son de un equipo de media tabla de Primera. Y aún así no fue fácil confeccionar la plantilla porque la estructura actual de las competiciones en el fútbol femenino penaliza mucho a las jugadoras que se atreven a bajar a Segunda. En la Plaza de Pontevedra escucharon en varias ocasiones el mismo mensaje: «llámame el año que viene cuando ascendáis a Primera». Solo la categoría echó para atrás a muchas de las tanteadas, porque lo demás es puro lujo para el fútbol femenino: dadas de alta en la seguridad social, contrato profesional, ciudad deportiva para entrenar, campo de hierba natural para jugar, servicios médicos propios, respaldo social...

Filosofía

Compromiso. Cuando Manu Sánchez fichó por el Dépor tenía muy claro lo que quería. Crear un proyecto femenino con comportamientos profesionales. Por eso, priorizó fichar jugadoras con hambre de entrenar y de crecer antes que otras con buen nivel futbolístico demostrado, pero que no tenían claro la posibilidad de alternar trabajo/estudios con la práctica deportiva.

 Fabricar jugadoras de élite. El Deportivo ha apostado por las mejores jugadores jóvenes gallegas. Componentes en su mayoría de la selección sub-16 a las que ha sometido a trabajos individualizados para buscar su desarrollo físico, técnico y táctico. Solo hay que echar un vistazo a los cuerpos de algunas jugadoras para comprobar cómo se han convertido en verdaderas atletas tras doce meses de trabajo. Cuatro y cinco sesiones semanales entre Abegondo y Arteixo, lloviera o helara. De ahí que Tere Abelleira o Nuria Rábano hayan llamado la atención de las categorías inferiores de la selección española. Y alguna más que debería haber ido.