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Carlos Calvelo, alcalde de Arteixo: «Somos el ayuntamiento global»

ARTEIXO

ANGEL MANSO

El regidor, arquitecto de profesión, recuerda con afecto sus tiempos de camarero  y admite que su timidez le lleva a permanecer, cuando puede, en segudo plano

16 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Calvelo (Arteixo, 1974) es un político singular. Da la impresión de que pasaba por allí cuando la política le envolvió y le convirtió en alcalde. Sencillo y cercano, dice que su timidez le lleva a ponerse en las últimas filas pero también que la experiencia ya le ha enseñado a decir que no.

-¿Qué tal llevan lo del covid?

-Seguimos apretados y nosotros somos un concello industrial con muchísima gente que viene a trabajar y que tienen la dificultad de donde comer, porque solo se puede usar la hostelería en terrazas. No conseguimos bajar la incidencia. A ver si es posible en los próximos días. Hemos pasado algunos muy malos tanto como para tener problemas para dormir. Creo que cuando llegue la vacunación masiva tendremos crecimiento económico y mucha actividad. Soy optimista.

-Usted gestiona un concello rico. Así es algo más fácil ¿no?

-No me gusta que nos digan que somos un ayuntamiento rico, pero sí que hay empresas que generan recursos muy importantes, que nos permiten aumentar los servicios y los equipamientos a los vecinos. Nosotros, en el 2011, teníamos un presupuesto de 22 millones de euros. Y el último ha sido de 50 millones.

-Ustedes tienen refinerías, el puerto exterior...

-Sí, bueno. Hay mucha gente que todavía no sabe que el puerto exterior no está en A Coruña, está en Arteixo.

-...Multinacionales, autopistas... Casi podrían declararse independientes.

-Tenemos una casuística en el concello en la que tocamos todas las partes buenas y todas las malas. Somos el ayuntamiento global. Todas las problemáticas que se pueden dar en un concello, nosotros la tenemos.

-Eso es bueno.

-Tenemos 33.000 habitantes y estamos en un período clave de dar el salto de mediana población a un concello grande con servicios y desarrollo. Estamos alcanzando la mayoría de edad.

-¿Es verdad que sigue viviendo al lado de la refinería?

-A 200 metros. Los mecheros de la refinería alumbran los paseos nocturnos. Ese paisaje, casi lunar, está dentro de mi vida. Un concello como el nuestro debe convivir con la industria, que a veces es molesta y contaminante pero que debe mejorar los servicios y equipamientos de la gente que vive que alrededor de ella. Cuando me preguntan de qué color tengo los ojos, digo de color verde refinería.

-Su concello, es de los más jóvenes de Galicia.

-Es otra singularidad. Aquí la gente tiene el trabajo a diez minutos de su vivienda. Y aún nos queda mucho por hacer, pero hemos mejorado en parques, centros cívicos, actividades... Tenemos una pirámide poblacional perfecta. Somos jóvenes y dinámicos. Vamos a ser un ayuntamiento de referencia en Galicia los próximos años, si no lo somos ahora.

-Cumple 10 años de alcalde.

-Sí, han sido años muy intensos.

-¿Se ve otros diez años como alcalde?

-Tenemos que ir paso a paso. Tenemos un proyecto hasta el año 2023 y a partir de ahí intentaremos continuar ese proyecto.

-¿No le gustaría probar otros ámbitos de la política?

-Yo solo entiendo la política en el ámbito local. Es lo que me gusta. Y es la más dura, es la política de la trinchera.

-Usted es arquitecto, ¿cómo se metió en política?

-Participaba en movimientos asociativos. Por ejemplo, con la plataforma de afectados por el puerto exterior. Y es gratificante ver como aquellas propuestas que hicimos entonces se han convertido en realidad.

-Ya de alcalde se saltaba los peajes.

-Intentamos ir por los carriles de la vergüenza para no pagar el peaje. Es para reivindicar que somos el único concello pegado a una gran ciudad que debe pagar un peaje para entrar en la ciudad. Es un agravio.

-¿Es verdad que se pagó la carrera trabajando de camarero?

-Sí. Y me gustaba. Empecé con 19 años y atendía 11 mesas en dos turnos. Estaba siempre preocupado para que los clientes no tuvieran que esperar. Me sirvió para conocer otro mundo al que no estaba acostumbrado. Yo atendía el comedor de arriba y subía los escalones de cinco en cinco. Aún me acuerdo de memoria del menú tipo [Y lo recita]. Lo pasé muy bien, pero también es verdad que cuando acababa cada domingo me decía: «Tengo que acabar la carrera».

-¿Celta o Dépor?

-¡Hombre, yo soy del Deportivo! De todos modos, soy un hombre de baloncesto.

-¿Cómo se definiría en pocas palabras?

-Sobre todo, intento ser perseverante. Sé que si crees en algo vas a luchar por eso. Me gusta corresponder a la gente que te pide pequeñas cosas. En ese sentido intento ser lo más responsable posible. Soy más pausado que antes y he conseguido dominar mi carácter.

-¿Qué le gusta hacer con su tiempo?

-Aquí hay trabajo para dar y tomar. Igual aprovecho para pasear, pero siempre con una libreta en la mano. Y en casa me gusta el cine, sobre todo películas y documentales históricos. Especialmente, las guerras mundiales.

-¿No se echa unas canastas por ahí, una pachanga de vez en cuando?

-Ya hace tiempo que no. Hemos aumentado las pistas multideporte y alguna vez, en algún sitio, sin que me vea mucha gente, tiro unas canastillas. Pero tiro un triple y ya no me llega al aro, ja, ja. Eso sí, me encanta la NBA. No verla, las noticias. Podría decir quién va a ser el próximo campeón.

-Pues adelante, mójese.

-Van a ganar los Nets. Tienen un equipazo. Aunque quizás tantas estrellas juntas pueden generar problemas. Esto es como la política. Si son capaces de controlar los egos, llegarán al éxito.

-¿Qué tal cocina? ¿Aprendió algo de sus tiempos de camarero?

-No suelo cocinar mucho, pero me manejo con la parrilla. Yo recuerdo que, cuando entré en la parrillada en la que trabajé, no sabía lo que era el churrasco. Ni el chimichurri. El primer día que cené allí, fue churrasco a dolor y chimichurri. El chimichurri, nunca más, ja, ja.

-Imagine que va a una convención de su partido y puede elegir donde sentarse. Hay sitio al lado de Cayetana Álvarez de Toledo, de Díaz Ayuso, de Ana Pastor o de Cuca Gamarra. ¿Cuál elige?

-Yo, en este tipo de convenciones, siempre me siento atrás del todo. Y si puede ser en la grada, mejor. Soy bastante tímido. En un acto institucional, sé donde tengo que estar. Pero si es un acto de partido, mejor atrás. Incluso en el colegio, siempre me ponía atrás.

-Hombre, los de atrás suelen ser los más golfos.

-No sé si los más golfos, pero sí los más unidos.

-Dígame una canción.

-Brothers in arms, de los Dire Straits. El disco entero.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-Cumplir la palabra. No intentar quedar bien por quedar.