
Después de 30 años en el mismo establecimiento, Librería Marina se muda a un local más espacioso y cómodo para el cliente justo en la misma calle, en la puerta de al lado. Marina Martín regentará el negocio familiar con la ayuda de su hijo, David Martínez
18 jul 2023 . Actualizado a las 09:22 h.Es lunes por la mañana y en Librería Marina casi que han perdido la cuenta de las personas que entran preguntando por un ejemplar de la revista ¡Hola!, que protagonizaba el enlace matrimonial de la marquesa de Griñón. Tanto que ya habían comenzado con una lista de reservas. Marina Martín lleva 30 años detrás del mostrador de la librería que lleva su nombre, la misma en la que ahora su hijo David Martínez está al frente del negocio tras mudarse y ampliar sus instalaciones. «Es el doble y un poquito más de la tienda anterior», acierta a decir la veterana. Pero el traslado ha sido de puerta a puerta, porque el nuevo local está justo al lado del de siempre.
Marina empezó el negocio hace tres décadas, por su gusto por los libros y la lectura. Escogió un local más pequeño, en la avenida de Finisterre, por donde los niños pasan para ir al colegio. Así que le pareció ideal. Con los años, se especializó en librería y papelería, además de en prensa, teniendo muy presente el material escolar. Con el cambio de local, han ganado espacio. Algo que mejora la experiencia de compra. «Ahora es mucho más cómodo para el cliente, alcanza a verlo todo», señala. No es que ahora tengan más espacio, sino que pueden exponer todos los productos. Ellos todavía se están adaptando al cambio.
El letrero, que cubre desde un extremo a otro de la tienda e incluso da la vuelta a la calle, permite identificar perfectamente el lugar al que se han mudado. Hasta sus clientes le han dicho que destaca de lejos. Apenas cambia nada en la oferta, explican. Sí es cierto que hay algo que le han venido pidiendo durante un tiempo y que ahora que han ganado espacio se animarán a incluir. «Cuando venían turistas siempre nos preguntaban si teníamos suvenires. Ahora hemos comprado unas vitrinas para poder ofrecerlos», explica Marina Martín.
Una gran familia
Su hijo ha querido que el nombre de la librería, aunque sea él quien la dirija, siga siendo el mismo. «La gente nos conoce por Librería Marina, para qué cambiar el nombre», señala David. Él lleva ya unos años echándole una mano a su madre, y después de terminar un ciclo de cocina y ver que no era lo suyo, se animó. Coincidió también que la empleada de confianza de la librería había encontrado otro trabajo, y que la animaron a cogerlo. Así que necesitaba un refuerzo en ese mismo momento. De los inicios, David Martínez afirma que lo que le pareció más complicado fue cómo enfocar el trato a los clientes: «Al principio yo estaba muy nervioso, pero al final aquí todos somos una familia».
La mayoría de las personas que entran en el establecimiento son conocidas. Es más, las atienden directamente por su nombre. Aciertan antes que el propio cliente lo que van a querer llevarse. Están preparados. Una destreza que se consigue con el tiempo, y que Marina ha sabido trasladar perfectamente a quien desde ahora defenderá su pequeño negocio. Aun así, a ella todavía se la podrá seguir encontrando tras el mostrador. «Cuando me llegue el tiempo para jubilarme, lo haré a media jornada. Me viene bien trabajar por las mañanas, lo necesito», cuenta. Así que su hijo David tendrá esa mano durante un tiempo más ayudándole. Su marido, ya jubilado, explica Marina, tiene otros ritmos más lentos por la mañana; y ella es todo nervio.