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Genética de peluqueros

BETANZOS

Raúl y Susana atienden sus negocios de corte y ?peinado contagiados por la vocación de su padre

28 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Poco podía imaginar Raúl Carneiro en 1952, cuando comenzó a trabajar como peluquero en Betanzos, que su vocación profesional sería inoculada genéticamente a dos de los hijos que tendría años más tarde. Raúl disfruta hoy de su jubilación, iniciada hace cuatro años como un pistoletazo de salida. «La peluquería me lo dio todo, viví solo para esta profesión pero salí adelante a base de mucho trabajo y sacrificio», añade. Su negocio en la plaza de los Ángeles de Betanzos lo ha heredado su hijo Raúl. A muy pocos metros se encuentra la peluquería de su hermana Susana. Pero no es competencia. Ella peina a mujeres y él a caballeros. Después de ver a su padre con las tijeras en la mano, Susana comenzó a los 19 y solo dos años más tarde ya abría su propio negocio. ¿Y quién le peina a ella, el padre o el hermano? «¿A mí? Mi empleada, mi padre está jubilado y de mi hermano no me fío», dice entre risas. Y no es la única. Su hermano Raúl reconoce que no hay forma de meterle mano al pelo de su hijo David, de once años. «Tiene melena y solo admite que se lo corte mi hermana», reconoce. Raúl comenzó a los 17 años de la mano de su padre, quien le transmitió todos sus consejos. «¿El mejor? Oír, ver y callar».

Así, al pie del mullido asiento y frente al espejo de la peluquería, Raúl padre, Raúl hijo y Susana han interactuado con la sociedad betanceira durante las últimas décadas, si bien con algunas diferencias entre ambas peluquerías. «En la mía de lo que más se habla es de los cotilleos de la prensa rosa», señala Susana. «En la mía, en cambio, domina la política y, por supuesto, el fútbol», comenta Raúl, quien, descartado por parte de la familia, sí se encarga de atender a su padre cuando este necesita un corte de pelo.