La Diputación provincial de A Coruña es un avispero de incógnitas cuando quedan cuatro semanas para la formación de su cámara. Porque las agitadas votaciones y las impugnaciones -una mesa en Ordes, protestada por el actual alcalde, Manuel Regos, aún espera a que la justicia realice el recuento definitivo-, han retrasado las votaciones de formación del gobierno hasta el 13 de julio, justo un mes después de las investiduras municipales. A diferencia del Partido Popular en la comarca de Betanzos, donde el alcalde de Vilarmaior, Carlos Vázquez Quitián, será finalmente quien recoja el testigo de Javier Caínzos en el 2017 en lugar del regidor de Oza-Cesuras, en el PSOE ha habido consenso no solo en las votaciones sino en toda la transición desde el cierre de urnas el 24 de mayo hasta ayer, cuando acudieron al juzgado de Betanzos a elegir a su representante en la Diputación. Todos coincidieron en señalar a Bernardo Fernández, flamante alcalde de Pontedeume con una clara victoria, en la persona que debe asumir la representación socialista en Alférez Provisional. Pero ello no significa que las aguas bajen tranquilas en el PSOE, después de las declaraciones del regidor de Dumbría, José Manuel Pequeño, que sonaron a despecho una vez que fuentes oficiales del PSdeG anunciaran que sería Valentín González Formoso, regidor de As Pontes, el que ocuparía la presidencia del ente provincial.
El Partido Popular, con trece asientos, se queda a cuatro de la mayoría absoluta, por lo que pasará a la oposición. Enfrente tendrá un gobierno de izquierdas pero cuya composición de siglas aún está en el aire. El PSOE tiene ocho asientos, cinco el BNG, cuatro las Mareas y uno Alternativa.