El músico coruñés teloneó el sábado a Luz Casal y presentó su himno para el aniversario de la ciudad
27 ago 2019 . Actualizado a las 23:41 h.Fin de semana inolvidable para el músico coruñés Carlos Bau, que este pasado sábado presentó ante todos los betanceiros el himno que compuso para conmemorar el 800.º aniversario de la ciudad. Y lo hizo justo antes de que Luz Casal cogiese el relevo sobre el escenario en la plaza García Hermanos y ante miles de espectadores.
-Un himno, vaya responsabilidad.
-Es mucha presión, porque nunca sabes cómo puede encajar algo así, si va a gustar, si se va a entender... Intenté hacer un compendio de varios ingredientes, repasando la historia de Betanzos, que no es poco, y tratando de condensarlo en tres minutos y medio. Creo que al final gustó, así que estoy encantado. Era algo que tenía que hacer.
-¿A qué se refiere?
-Era una deuda que tenía yo con la ciudad de Betanzos y que ahora por fin he podido saldarla. Una deuda sentimental, porque tengo buena memoria y me gusta ser agradecido. La primera oportunidad que tuve en mi vida en un escenario grande, y con eso me refiero a actuar ante 25.000 personas, fue hace once años en Betanzos, teloneando a Sergio Dalma. Yo venía de cantar en bares, así que imagínate el cambio. Siempre tuve la espinita clavada de devolver el favor. Y por fin he podido hacerlo con lo que yo se hacer, con una canción. Además, dos años más tarde, en el 2010, el año que me dieron el Premio de la Música, repetí en Betanzos junto a los Hombres G.
-Menciona el Premio de la Música que recibió en el 2010. ¿Qué supuso aquello para usted?
-A partir de ahí vino todo un poco más rodado. Sin dejar de trabajar e insistir ni un día, porque los habrá más guapos y que canten mejor, pero más insistentes, seguro que no. Pero sí que me abrió más puertas, como intérprete y como autor. La gente empezó a creer más en mi trabajo. Por desgracia estos premios apenas duraron una edición más. Así que llegué por los pelos. Pero fue algo inolvidable, compartí escenario con Fito y Fitipaldis, Al canto del loco, Amaral... Era un sueño infantil hecho realidad. Si me lo hubieran dicho cuando tenía 17 años, con mi primer grupo, Brillan por su ausencia, no me lo habría creído ni loco. Cuando fue la entrega dije que solo era un tío que no tenía nada más que canciones. Y era muy cierto. No tenía detrás a una agencia de contratación, ni una discográfica... Fue una sorpresa.
-Ha cambiado mucho la industria musical en los últimos tiempos.
-Muchísimo. Recuerdo ir a Madrid con mi mochila llena de maquetas, para moverlas por ahí. Ahora todo va por redes sociales y todo el mundo tiene un vídeo con una calidad impecable. Eso es una tarjeta de presentación mucho más vistosa que el hecho de que te aparezca un tipo con una casete.
-¿Ahora las cosas están más fáciles para los músicos que empiezan?
-Sí, pero también se ha masificado todo. Lo digo con todo mi respeto y cariño, pero parece que ahora cualquiera puede grabar una canción. Antes, meterte en un estudio era algo que, de entrada, costaba una pasta, así que tenías que ahorrar durante muchísimo tiempo para poder grabar algo. Requería mucha pasión. Ahora lo haces directamente en casa. Pero está bien, porque ha abierto todo un abanico de opciones al margen de la industria.
«Para mi el éxito es poder llenar la nevera gracias a mi música»
Carlos Bau es de esos artistas que son parte esencial de la escena musical coruñesa por derecho propio.
-Lleva en la música desde principios de los noventa. ¿Es muy distinto el panorama musical coruñés de ahora del de entonces?
-Es algo que he comentado muchas veces con compañeros músicos. Son dos momentos equiparables, con locales que apuestan por la música en directo, diversidad de estilos y grupos muy diferentes. Cuando ponemos una fecha para un concierto, miramos a ver con cuántos otros grupos nos toca coincidir en la agenda. Y eso es un lujazo para una ciudad como A Coruña. He tenido días de subirme al escenario acongojado porque coincidía con otros cinco conciertos a los que me encantaría ir.
-¿Y no podría ordenarse un poco la cosa para evitar esas coincidencias?
-Supongo que eso será una cosa más de coordinación entre las salas que de los propios artistas. Pero mira, en el Noroeste, con todos esos puntos de la ciudad con música, yo me lo pasé genial, corriendo de un lado para otro, haciéndome horarios para no perderme lo que más me interesaba... Eso es cultura, y le da mucha vida a la ciudad.
-Entonces ve salud en las nuevas bandas de la ciudad.
-No solo en la gente nueva, sino también en muchos que todavía duran de aquella época o que nunca se fueron. Y han pasado 30 años, ya...
-Como usted, que no para.
-¡Pero es que vivo de esto! Si paro, la nevera no se llena sola. Le escuché decir en una ocasión a Pablo López que el éxito es poder llenar la nevera gracias a tu música. Estoy totalmente de acuerdo. Tengo el privilegio de poder vivir de lo que amo, no puedo quejarme.