Vecinos de esta zona de Betanzos piden a la Xunta que baje el límite de la carretera a 50
14 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.En Guiliade (Betanzos) la carretera es un recuerdo macabro. Algunos vecinos miran este asfalto con ojeriza, con rencor, como un mal sueño, porque en él perdieron a algún ser querido. En las últimas décadas esta vía ha trazado alguna muesca en su lúgubre historial. Vayan algunos ejemplos. Leonor Carro iba a por leche a una casa cercana. Era el primero de enero de 1987 y murió atropellada con 72 años. Ya en los noventa, Amparo Muíño corrió la misma suerte. Lo cuenta así su hijo Miguel Cacheiro, que entonces tenía 23 años: «Ela viña co meu pai de coller herba seca nun carro, á altura da vía da autoestrada veu un coche por Beldoña e atropelouna». Murió con 56 años mientras el marido resultó ileso. Hay que volver a la misma casa, la de Leonor, para narrar otro accidente. Fue su hermano, Francisco Carro, alcanzado por un vehículo cuando cruzaba. Era el año 2006. Salvó la vida, pero el resto de sus días, que acabarían dos años después, los pasaría en una silla de ruedas.
En forma de homenaje, los familiares sacan sus retratos a la vía para intentar que el tiempo no ponga tierra a su memoria ni a sus históricas reclamaciones para que esta carretera se vuelva más dócil con los peatones. Es una vía autonómica, de nombre AC-542 y, como explica Antonio Barros, yerno de la finada Leonor Carro, «esta es la única carretera que sale de Betanzos que no tiene límite a 50, y las casas están muy encima. Llevo años haciendo escritos pero no nos hacen caso, solo pedimos que bajen el límite de velocidad». En la conversación entre ellos surge el nombre de Yolanda, una joven «que tenía 20 años o menos», y también murió atropellada «poco después que Amparo». «Y antes del de mi madre —dice la hija de Leonor Carro— hubo otro caso un poco más abajo». «E Isidro non morreu, pero atravesouno un coche», apostilla Miguel.
A ambos lados de este núcleo, las señales invitan a alcanzar los 90 kilómetros por hora, lo que enfatiza aún más el peligro cuando los coches atraviesan el rueiro de Guiliade que, por cierto, no está señalizado como tal. Si bien las principales tragedias se remontan a varios años, aquí viven con el alma en vilo. Los tres toman la palabra. «Hay una marca de frenada de 20 metros de un camión que mete miedo», dice Antonio. «Nuestra vecina tuvo que poner una luz para que los que vienen de Piadela (una incorporación a pocos metros) no choquen contra el muro. Ya se lo han tirado tres veces», denuncia Leonor. «Tamén e lamentable que sexa un particular o que deba aportar as solucións na vía en lugar da Administración», apostilla Miguel.
Es Antonio quien lleva años carteándose con la Xunta, a la que solicita la rebaja en los límites de velocidad. En uno de esos escritos describe todo lo que se concentra en estos 500 metros de trazado: «Hay un núcleo rural con 24 casas pegadas a la carretera, 6 salidas de servicios vecinales y una salida de la carretera provincial DP-0801». Cuando el Concello de Betanzos quiso interceder con la Axencia Galega de Infraestruturas en el 2021, esta respondió hace dos años que no se registraban atropellos desde el 2014.
Respuesta de la Consellería
Consultado por este periódico, la Consellería de Infraestruturas indicó este viernes que «o treito de Guiliade dispón da correspondente sinalización e non está identificado como de concentración de accidentes de acordo cos criterios obxectivos cos que se establecen os puntos negros. A sinistralidade que se rexistra neste treito da AC-542 non destaca por enriba doutros treitos da rede autonómica de estradas», señalan fuentes autonómicas. «En todo caso, os técnicos da Xunta seguirán avaliando periodicamente esta estrada e a sinalización, para conseguir o mellor funcionamento conxunto da rede autonómica de estradas», apostillan.