La vendimia en Betanzos: sin velutinas pero con unas inoportunas lluvias de septiembre

Toni Silva BETANZOS / LA VOZ

BETANZOS

El agua caída este mes ha adelantado la cosecha en algunas zonas por la aparición de «Botrytis»

21 sep 2024 . Actualizado a las 18:50 h.

Fue la lluvia de septiembre. No las escasas gotas de este viernes, no. La de principios de mes, esas nubes y descargas que frustraron a los que empezaban confiados las vacaciones porque en septiembre siempre hace sol. Esas lluvias irrumpieron cuando en la vendimia de Betanzos todo iba perfecto. Los propios viticultores estaban sorprendidos de la ausencia de la velutina, una plaga atroz para el negocio del vino, que ha devorado viñedos enteros. Las temperaturas del verano también se habían asociado este año para hacer una vendimia de récord. Pero llegaron los nubarrones de septiembre y alteraron los tiempos de retirar los racimos.

«Hai dúas semanas vendimamos un cacho desta parcela, era tinto e estaba estupendo, pero foi moi complicado coas chuvias de setembro», señala José Luis Bouzón, responsable de la bodega Casa Beade, de Paderne. Lo dice en la zona de Barral, en Tiobre, en una de las faldas que ofrece unas amplias vistas de Betanzos. Esa agua que cita se ensañó especialmente con las variedades que presentan los racimos más prietos, como la roibal. «É autóctona, as uvas están moi axustadas e con tanta auga, os vagos empezan a inchar e rompen e así dispárese o fungo da Botrytis. A agudella tamén está bastante preta e sufre o mesmo, á branca lexítima pásalle menos porque o racimo está máis solto», explica Bouzón, de 26 años, quien apostilla que a las mencías les falta una semana para ser retiradas.

Sus viñedos están flanqueados por redes blancas para evitar la voracidad de las velutinas y los pájaros, otros comensales no invitados en este negocio. Se muestra sorprendido por la ausencia de avispas asiáticas durante este verano, después de que el año pasado arruinaran muchas cosechas en la comarca brigantina. «Descoñezo que pasou, quizais na primavera veu moito frío para elas, e tamén houbo moito trampeo por parte dos veciños», señala. A pocos metros de donde nos encontramos hay un pastor eléctrico. «É para o xabaril, tamén acostuma vir, pero este verán non asomou», explica.

Tras adquirir nuevas fincas, en Casa Beade esperan pasar de los 3.000 kilos de uva de la cosecha del año pasado a los 5.000. «A maduración está sendo boa, nos molesta esta chuvia de setembro. No 2023 a calidade tamén foi moi boa a pesar das velutinas e outras pragas», indica José Luis Bouzón, que el pasado martes vendimió una parcela en Paderne a los pies del Mandeo, donde los daños parecían mínimos. «É das mellores fincas que temos, notamos algo de Botrytis no branco lexítimo, cousa que non houbo o ano pasado, pero salvamos a colleita».

Bouzón sigue sacando adelante los racimos en la gran parcela de Fontetelle, en Paderne, una herencia familiar que se ve afectada por la evolución de la plantación de eucaliptos. «As uvas perden unhas catro horas de sol ao día e dan moito traballo», concluye.

También las lluvias han cogido con el pie cambiado a Pagos de Brigante, la bodega nacida en Betanzos hace cuatro años para recuperar los vinos autóctonos. «A vendima máis grande témola que deixar para a semana próxima porque estes días anuncian chuvias», señala Luis Sande. «O grado está un pouco baixo agora mesmo (la conversación se produce el jueves por la tarde) e estamos esperando a que suba algo máis, a pesar de que esta choiva causou a aparición de Botrytis, así que vendimamos as fincas que estaban en perigo de perderse. Levaremos uns 200 quilos apenas», indica. Aquí trabajan con una gran cantidad de variedades, de las cuales ya tienen programado que la última en vendimiar será la de palomino fino.