Gracia, la hija de este ferrolano, busca sus cuadros para exponerlos en Betanzos
25 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En busca del imperio perdido del ferrolano Andrés Freire Conde andan sus seis hijos. Quieren recuperar los cuadros que pintó para una exposición de Betanzos en 1978, y que confirman la altura artística de un pintor y dibujante que inmortalizó un mundo ya desaparecido. «Me viene a la memoria la primera caja de acuarelas que me regaló mi hermano Quinín, con el nombre grabado en una chapita. ¡Cuánto disfruté con ella! Empecé a salir al campo en Covas. Pintaba cuanto veía. Conservo aquel primer bloc que es un verdadero tesoro: allí la vieja iglesia de San Martiño rodeada de añosas acacias, palleiros y corredoiras, los pozos cubiertos y cerrados», recordaba el creador, nacido en la base naval de A Graña en 1927 y fallecido hace cuatro años.
A la caza de esta obra anda su hija Gracia Freire junto a sus hermanos, «en una búsqueda emocionante porque es maravilloso retomar sus trabajos». A Andrés Freire lo bautizó un articulista como «el Peregrino del Rotulador» por sus altas dotes con esta herramienta. Este teniente coronel de artillería, Medalla de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y licenciado en Derecho, siempre tuvo su principal vocación en la pintura, el dibujo y las acuarelas. Y la mantuvo hasta su muerte, «con dibujos que eran pura nostalgia».
Protagonizó exposiciones por toda España incluidas las ciudades gallegas, desde Ferrol hasta A Coruña. Y una de las más destacadas fue la de Betanzos en 1978 con 34 cuadros. Todos se fueron vendiendo e incluso realizó más encargos. Y 46 años después, la familia decidió «recuperarlos en una nueva muestra en el Museo de As Mariñas de enero hasta abril junto a obra inédita, localizamos doce cuadros que nos dejan sin problemas pero aún nos faltan más de la mitad».
La cesión sería para la exposición, y Gracia pone a disposición de los propietarios su correo y su teléfono (graciafreiregarcia@gmail.com y 656 399 838). «Nosotros teníamos piezas de los 50 y los 60, pero no justo los que se expusieron en el 78 en Betanzos porque se vendieron todos, si alguien tiene un cuadro y nos lo quiere dejar para la muestra estaríamos encantados». La farmacia Couceiro (la más antigua de Galicia con más de 300 años de antigüedad) tenía una pieza que prestará para la ocasión.
Con tinta japonesa
En estas creaciones imperaba la tinta japonesa y un rotulador especial llamado Flomaster: «No es un simple rotulador, tiene una válvula aspirante-impelente que al pulsar el fieltro deja entrar el aire y deja bajar la tinta, hay que adaptarse a él como ese burro que no quiere andar y de repente arranca».
De padre marino «al que mataron en el 34 en Gijón», marchó de Ferrol a Madrid para estudiar en el colegio de Huérfanos de la Armada. Y acabó como capitán general de Valencia. Ya este verano su obra se mostró en Caldas de Reis, donde su viuda Tutú García dijo: «Ha sido una satisfacción enorme caminar de la mano de mi marido más de 60 años, ojalá disfrutéis tanto de su obra como yo compartiendo esos momentos».