Salvando las distancias, David Martí se sintió ayer como Julia Roberts en la película Pretty Woman cuando en una tienda de Rodeo Drive le dieron puerta a pesar de que tenía «pasta gansa» para gastar en los últimos modelitos de las tiendas más caras de la mítica calle. Claro que lo ocurrido ayer fue en la parada de taxis de Cambre por culpa de una tarjeta de crédito.
La situación, como explicó David Martí, fue «surrealista». De hecho, ninguno de los cinco o seis taxistas que estaban esperando clientes en la parada del campo da feira quiso aceptarlo como cliente. La razón, según le explicaron, es que «ninguno me quería o me podía cobrar con tarjeta». Indignado por no poder acceder a un servicio público, David arremetía: «Me parece vergonzoso que ocurra esto en pleno siglo XX». Pero, tal y como explicaron desde Radiotaxi, los taxistas no están obligados a tener una TPV en sus vehículos. Y la otra opción que planteaba David, es decir, que la centralita le enviase un taxi que tuviese este terminal de venta de otro ayuntamiento, no es posible. «Pueden llevar a Cambre desde otras localidades, pero no recoger clientes allí», confirmaron desde Radiotaxi. Al final, David Martí tuvo que esperar a que un amigo lo recogiese. «Es que ni siquiera podía sacar dinero de un cajero porque la tarjeta es de la empresa», aclaró.