El alumnado intercambiará plantas en la feria por alimentos para donar
13 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El Vicente Otero Valcárcel de Carral es un colegio que el año pasado inició el proyecto de huertos escolares, lo que les ha permitido a los estudiantes no solo un acercamiento a la agricultura, sino también llevar a cabo un proyecto solidario que se plasmará hoy con la participación de unos 25 alumnos, distribuidos en distintos turnos, en la feria del municipio. Allí llevarán sus plantas para intercambiarlas por comida con un fin solidario.
«O ano pasado comenzamos cos de quinto a plantar cousiñas, e fomos dende o inicio, dende a recolección das nosas propias sementes, ver como se reproducían e plantamos unha horta pequeniña», explica el profesor encargado de esta actividad, Alberto López Muñiz. Para este curso crearon un equipo de medio ambiente y desde ahí coordinan las huertas escolares, incluidas en el proyecto de Voz Natura. Las clases se apuntaron a trabajar de manera voluntaria, pero «o grupo de expertos son os que este ano están en sexto», matiza López Muñiz.
La meteorología no ayudó este curso, aún comenzaron a plantar la semana pasada, y se han encontrado con un excedente de plantas. Ante esta situación han decidido que sirva para otro propósito dentro de la metodología de aprendizaje por servicio (que mientras se aprende también se presta un servicio a la comunidad). Por eso irán con sus plantas hoy a la feria, las intercambiarán por alimentos para el banco de alimentos municipal. En caso de recibir aportaciones monetarias las destinarían a Proyecto Caballo, una asociación que apuesta por introducir ejemplares domésticos rehabilitados en entornos naturales.
En el cole cuentan con algunos bancales, que han acondicionado este año, y también trabajan una zona de invernadero. Han plantado tomates de ocho variedades diferentes, pimientos, ajo puerros, calabazas, apio, fresas y calabacines... La mayoría de las semillas son ecológicas, las que no lo son es porque no las encontraron certificadas, como es el caso del apio o las sandías, pero aclaran que no usaron fertilizantes.
Mateo, uno de estos agricultores escolares, cree que lo que mejor se les da son los tomates. «Temos boa colleita, e iso que morreron e os volvemos a plantar», explica, comentando que dedican un recreo a la semana a cuidar su plantación. No toda la cosecha están en el huerto, también tienen plantas cerca del aula. «Sabela, unha compañeira, e máis eu temos moita ansia en regalas, ímolas mirar todos os días cando chegamos e os venres deixámolas máis molladas para que aguanten a fin de semana», precisa este alumno, que reconoce que todos colaboran con el proyecto.
También plantaron flores el año pasado. Se muestran orgullosos de una rosa bicolor, pero reconocen que los girasoles no nacieron. Su profesor explica que también tienen un proyecto de reforestación en marcha, pero va más lento.