Solo la mitad de los afectados por este problema de salud mental están bien diagnosticados y tratados
17 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Cuando una persona pasa de estados de euforia y exaltación a otros de depresión y muy bajo estado de ánimo, y los comparte con períodos de normalidad, puede padecer un trastorno bipolar. Es una enfermedad mental que afecta a aproximadamente 1 de cada cien personas, aunque se estima que solo la mitad están bien diagnosticadas y tratadas. Este mal puede repercutir muy negativamente en la calidad de vida de quienes lo sufran, y en su entorno y familiares, pero tiene buena evolución si el paciente colabora.
En esta idea insisten Ana Cris Eiriz y Dolores Mosquera, dos psicólogas que ayer han presentado en la Fundación Araguaney dos libros sobre esta dolencia. Uno de los volúmenes es un manual informativo sobre las características del mal y su diagnóstico, y se orienta a personas afectadas y a todo tipo de público interesado. El otro se ha concebido especialmente para ayudar a profesionales en el tratamiento, con programas para terapia y otras cuestiones especializadas, explica Ana Cris Eiriz.
«El mayor problema del trastorno bipolar es la visión que existe sobre esta enfermedad mental, pues hay muchos mitos, cuando se trata de una alteración química cerebral que influye en el estado de ánimo». Para combatirla da dos recomendaciones principales: «seguir hábitos de vida saludables, que consisten en no consumir drogas, dormir adecuadamente, o tener una buena calidad de sueño y de alimentación; y tomar una medicación efectiva, que la hay», agrega esta especialista.
Es imprescindible, insiste, que la persona que sufre este mal quiera salir de él y esté dispuesta a colaborar: «Hay períodos en que estos pacientes pueden dejar de utilizar el teléfono, negarse a salir de casa, no dormir lo suficiente y otras situaciones que les perjudican. Si piden ayuda a un especialista las pueden superar de inmediato; pero para eso tienen que querer salir adelante. Si no están en ese momento adecuado, entonces es mejor intervenir con la familia y darle pautas para que afronten esa realidad lo mejor posible», sostiene Eiriz.
Una de las características de este mal es que, cuanto mayor sea el tiempo de euforia, más riesgo se tiene de caer después en bajones de gran depresión.
Asociación de afectados
Dolores Mosquera y Eiriz son especialistas también en tratar trastornos de la personalidad, otro problema sobre el que Mosquera tiene dos libros editados.
Ambas colaboran con la Asociación Bipolar de Galicia (Asbiga), que funciona en Santiago, Vigo y A Coruña, y que organizó el acto de ayer.
En Compostela organizan reuniones y actividades en el centro sociocultural de Fontiñas. También tienen experiencia de cinco años en ayudar a personas afectadas y familiares, e incluso cuentan con una página web y un foro para abordar este asunto.