Una senda peatonal unirá Espiñeiro con el paseo marítimo de Mera. La obra ha despertado la polémica porque el camino atraviesa la finca protegida de Penatouro
30 sep 2008 . Actualizado a las 12:15 h.Desde el año 1995 los propietarios de la finca Penatouro, una emblemática edificación del siglo XIX que corona el saliente rocoso del que toma el nombre -¿o es al revés?- en la costa de Mera, mantienen un tira y afloja judicial con el Concello de Oleiros. El motivo es la construcción de la segunda fase del paseo marítimo de la localidad. Una infraestructura que unirá el ya terminado paseo del núcleo urbano de Mera con el borde litoral de Espiñeiro y que atravesará Penatouro con una senda peatonal y varias pasarelas elevadas. Como se ha indicado, este proyecto se inició hace más de diez años. La disputa judicial entre propietarios y consistorio se debe a que la finca está protegida por Patrimonio, y entre sentencias y recursos ha pasado más de una década.
El último asalto de la pelea fue ganado a los puntos por el Concello. A los puntos porque no se puede considerar una victoria total: el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia dio por buena una sentencia anterior del 24 de mayo del 2007, del juzgado número 3 de A Coruña, otorgando el permiso para iniciar los trabajos, pero advirtiendo al gobierno local que serán supervisados constantemente, para evitar que el inmueble y su perímetro sea alterado, que todos los elementos constructivos deben ser respetados de manera «absoluta».
Confirmando esta orden, Daniel Romero, concejal de Obras del Concello, aseguró que «vamos a respetar el edifico y la finca, pero también el derecho de los ciudadanos a tener acceso público a la costa». Varios son los puntos del proyecto que continúan despertando las críticas de la familia propietaria.
Desacuerdos
Javier Zamora es el marido de una de las hijas de la actual propietaria. Es ingeniero de profesión, y debido a su formación técnica ha sido el encargado de luchar durante estos años por «la integridad de una finca en la que ha crecido toda la familia de mi mujer, y donde yo mismo pasé toda mi juventud», explica, mientras reparte por una mesa una docena de planos. Cotas, alturas, muros, metros de sendas, anchura y largo de las pasarelas. Zamora habla del proyecto del Concello con conocimiento de causa. Durante años le ha dedicado gran parte de su tiempo: «Es mucho tiempo luchando y perdiendo el sueño con ello. Es difícil luchar contra una administración, porque ellos tienen recursos ilimitados y todo el tiempo del mundo».
Zamora afirma que «es rotundamente falso que la senda peatonal vaya por el borde de la finca», lo que, según él, incumple la autorización otorgada por Patrimonio Histórico Gallego de A Coruña para la ejecución del paseo marítimo de Mera en el tramo de Penatouro. Para él, el proyecto diseñado por el Concello, y que Costas tendrá que ejecutar, «mutila y corta» Penatouro, «segregando partes de la propiedad, que dejará de ser una unidad parcelaria».
¿Terraza pública?
Los técnicos municipales y la Demarcación de Costas planean instalar una pasarela en el frente derecho de la finca, el que linda con la playa de Mera, que va a tener más de cien metros de largo y salvará una altura de tres metros. «Su impacto visual va a ser tremendo y Patrimonio no lo ha valorado aún. Ya veremos si tal cosa se puede hacer», dice.
A continuación Zamora señala el siguiente punto polémico: la terraza, situada en el espolón rocoso. Una senda de entre uno y tres metros la atravesará, pegada, literalmente, a la casa: «¿Cómo van a evitar que los paseantes invadan el resto de la finca, la parte que no expropian?». Javier se hace esta pregunta y se imagina a sí mismo llamando todos los días a la Policía Local. «Es una locura. El camino pasa al lado de la puerta de la cocina y de los contadores eléctricos y del agua. Nada impedirá que la gente salga de la senda y entre en la propiedad. Ninguna barrera física va a impedirlo», pronostica y teme que el fin último sea «echarnos de allí».