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Raquel Abad: «Me hicieron proposiciones indecentes, pero antes me pongo a fregar»

Pablo Portabales
PABLO PORTABALES A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

«Algún día le enseñaré a mis nietos el «Interviú» del que fui portada», dice coruñesa que hace diez años participó en «Gran hermano»

03 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace justo una década habitaba en la casa de Gran hermano. «Fueron 109 días, desde octubre del 2005 a febrero del 2006. «¡Diez años! Me da la sensación de que me estoy haciendo mayor. Parece que fue ayer», comenta. En aquella edición, la séptima del reality, fue la tercera clasificada. «Con 21 años estaba loca por entrar. El después no lo exploté tanto. Podría haber ganado mucho más, pero mi miedo era si al ir a buscar trabajo no me lo daban por haber sido concursante. De lo que gané algo de dinero queda, por ejemplo del posado de Interviú. Nunca fui cabeza loca», comenta Raquel Abad Santana, de 31 años, que, efectivamente, tres años después del concurso fue portada de la citada revista. «Les pedí que fuese en la playa y me gustó el resultado porque normalmente yo estoy en toples cuando voy. Compré cinco ejemplares, algún día se los enseñaré a mis nietos», asegura sonriente. Vive en Sevilla y vino a casa a pasar unos días esta Navidad. «El Burgo sigue siendo mi hogar. Cada vez tengo más ganas de volver. Echo de menos el olor a mar, pasear por Riazor, mi familia, mis amigos? Voy a los partidos que el Dépor juega fuera de casa. Me tiene enamorada Lucas Pérez».

Amor en Guadalix

En el programa de televisión conoció a Javi y al acabar se fue a vivir con él a Málaga. «Montamos un salón de belleza, compramos un piso? Fue todo demasiado rápido», recuerda. Ahora tiene un novio sevillano «sin planes de boda», matiza. Trabaja para una aseguradora británica con sede en Sevilla. «Al principio no me veía, pero ahora estoy encantada y viajo por toda España», destaca Raquel, que estudió Publicidad y Relaciones Públicas en Segovia. «Aunque pasó mucho tiempo siguen reconociéndome, sobre todo aquí. Fíjate que fui a un concierto de Pablo Alborán y tuve la oportunidad de estar con él y se acordaba. No volvería, fue una época que estuvo bien pero ya pasó, además tengo un trabajo serio», reflexiona. Dice que Gran hermano le ayudó a «valorar a mi familia, a el hecho de estar con los amigos. Fue una locura. Una señora de Vigo, por ejemplo, nos regaló, a Javi y a mí, un viaje por Italia porque nuestra historia de amor le recordó a la que vivió con su marido fallecido. Y el perro que tengo, un bichón maltés, Nube, me lo regalaron unos fans», rememora. No todo fueron obsequios. «Tuve alguna que otra proposición indecente. En Madrid, por ejemplo, me ofrecieron trabajar en servicios de alto standing. Antes me pongo a fregar», sentencia.

Siempre en Riazor

Se declara algo maniática y bastante supersticiosa. «Si me pica la oreja izquierda es que alguien está hablando mal de mí. Si es la derecha es positivo», me dice. Considera que su principal virtud es la sinceridad y su gran defecto «que me enciendo muy rápido. Tengo genio». Es asidua del gimnasio. «Me gusta comer y si no me cuido? Me encanta la comida de mi madre y las espinacas con garbanzos y estoy enganchadísima al salmorejo». Dice que ahora disfruta más de la vida. «Antes era más comedida». Confiesa que apenas ha visto la edición 16 de Gran hermano, que ya desapareció de las parrillas en muchos países, pero que aquí sigue con buena audiencia. «La clave es que  nos encanta enterarnos de la vida de los demás», comenta mientras disfruta de un paseo por su lugar favorito, Riazor.