Viajar sin equipaje es el sueño de muchos, aunque quizás no deseen que sea tan literal como lo que le sucedió a la ferrolana Irene Caneiro, una joven de 19 años que está de Erasmus en Londres estudiando Traducción e Interpretación, en su reciente viaje a casa por Navidad. Llegó el 12 de diciembre en el vuelo diario que tiene desde Heathrow a Alvedro la compañía Vueling, que dejó un carro con equipajes en tierra. La joven explicó al llegar a casa que al maniobrar para el despegue otra pasajera había comentado en alto que había una maleta como la suya que quedaba en la pista provocando el asentimiento incrédulo del resto de viajeros, pero al aterrizar se comprobó que parte del equipaje no habían llegado. Tras la pertinente reclamación, la compañía le llevó la suya la noche siguiente a casa.
Después de las fiestas, Irene volvió a Londres el pasado lunes, era día de temporal, pero nadie les advirtió que hubiera ningún problema. El avión salió, pero al llegar al aeropuerto británico les indicaron que todo el equipaje había quedado en A Coruña. «El problema es que había pasajeros a los que se les ofreció meter el equipaje en la bodega y no tenían ni las llaves de casa», explica José Ángel Caneiro. «Al llegar les dijeron que fue por culpa del viento y por motivos de seguridad», comenta, aunque cuestiona que hayan tardado 48 horas en entregarlo. Irene recibió su maleta ayer por la tarde y al hacer la reclamación lo único que les informaron es que tenía derecho a 50 euros de gasto diario para comprar, mientras no les llegase su maleta, aunque deberán para ello remitir tanto los tiques como el billete a una dirección postal de la compañía para que le ingrese el dinero.
Desde Vueling confirmaron que «el viento y la lluvia afectan a los pesos máximos permitidos para el despegue y hacen que haya que bajar peso».