La estatua de Pardo Bazán, que cumple un siglo, fue una idea surgida en Lugo

Por Xosé Alfeirán

A CORUÑA CIUDAD

Iago Viana

La escritora la aceptó como «timbre de gloria y corona de su carrera» pero no participó en el acto de inauguración

19 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La estatua de Emilia Pardo Bazán fue inaugurada en 1916 en los jardines de Méndez Núñez. La iniciativa fue de un grupo de amigos residentes en Lugo; seis eran coruñeses: Manuel Amor Meilán, director de El Regional de Lugo, Indalecio Varela Lenzano, Adolfo Mariño Yáñez, Cándido López Rúa, Donato Naveira Espiñeira y Alfredo Souto; el séptimo era de Mondoñedo: Emilio Tapia y Rivas, director de El Norte de Galicia. En una de sus tertulias, el 4 de enero de 1905, surgió la idea: erigir una estatua en vida a Emilia Pardo Bazán en A Coruña con el objetivo de exteriorizar de forma perdurable el cariño y la admiración que sentían por ella; sería además una forma de reparación ante los agravios que la popular escritora sufría, siendo postergada en los galardones oficiales. Así también lo consideró doña Emilia quién al enterarse de la proposición contestó en carta pública que la aceptaba y la consideraba como «timbre de gloria y corona de su carrera».

Acogida con entusiasmo, en todas las ciudades gallegas se crearon comisiones encargadas de propagar el proyecto y realizar la suscripción popular. Se esperaba conseguirlo en apenas un año; sin embargo, no sucedió así. Solo a finales de 1914 se llegó a la cantidad de 10.000 pesetas. Al año siguiente, por encargo de la comisión iniciadora lucense, el escultor sevillano Lorenzo Coullaut Valera realizó el conjunto escultórico formado por la figura sedente de Pardo Bazán delante de una balaustrada, con una pluma en la mano derecha y un libro en la izquierda.

El 8 de septiembre de 1916 quedaría colocada en los jardines de Méndez Núñez. La inauguración se aplazó para el 15 de octubre de ese año, recibiéndose numerosas adhesiones de entidades y personalidades de Galicia y España.

Ese día la gente se echó a la calle para honrar a su ilustre convecina. Pasadas las once y media de la mañana la comitiva oficial partió desde la plaza de María Pita hacia los jardines. En procesión cívica iban las autoridades civiles y militares, con el capitán general al frente, las comisiones pro-monumento y representaciones de diferentes instituciones y asociaciones, cerrando la corporación municipal. Numeroso público aguardaba. Una vez allí, la hija de la escritora, Carmen Quiroga y Pardo Bazán, tiró de la cinta que descubría la estatua, mientras la banda del regimiento Isabel la Católica tocaba y los niños de las escuelas públicas cantaban el Himno a Galicia.

Después, Amor Meilán, con un discurso laudatorio, entregaba la estatua al ayuntamiento, siendo recibida por el alcalde en funciones, el republicano Abad Conde, quién afirmó que desde ese momento los coruñeses se constituían en sus guardadores y divulgadores. Luego, en nombre de su madre, Jaime Quiroga dio las gracias.

Terminada la ceremonia, a la una y media de la tarde, se celebró un banquete popular, con unos 300 comensales, en el pabellón central de la plaza de Lugo, artísticamente decorado. A él asistió doña Emilia quién, tras los brindis, expresó su gratitud a todos. Días después, el 18, acudiría a una recepción popular en el salón de sesiones del Ayuntamiento donde se repetirían homenajes y agradecimientos.

Historias con Historia

«El sevillano Lorenzo Coullaut realizó el conjunto escultórico que fue pagado por suscripción popular»

«En la inauguración de la escultura los niños de las escuelas públicas cantaron el Himno a Galicia»