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«Con los hijos no vale el sermón, ni la bronca, ni los gritos, ni el chantaje»

Loreto Silvoso
LORETO SILVOSO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

«Estamos convirtiendo a los niños en materialistas. Todo es a cambio de algo», dice.

01 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Educar bonito es posible si sabes cómo. María Soto (A Coruña, 1982) afirma que no valen los castigos, ni los premios, ni lo de quitar privilegios. Con los hijos no funciona ser muy severos ni muy blandengues, así que los padres debemos tirar por el camino de en medio. Con paciencia, amabilidad y firmeza. Y con límites, claro. Que no es que ahora los chavales se porten peor que antes, sino que la educación que nos dieron a nosotros no sirve.

-¿Los niños de hoy en día se portan peor?

-No, lo que pasa es que el mundo ha cambiado respecto al de nuestros padres. No puedes educarlos como te educaron a ti. Nos enfrentamos a nuevos retos.

-¿Qué es lo que ha cambiado?

-En la generación de nuestros padres, todo era más vertical. Había un cabeza de familia claro y ahora casi nos tratamos por igual. Todo es más horizontal.

-¿Me está diciendo que tenemos que ser más autoritarios?

-Todo lo contrario. A más autoridad, más rebeldía. No hace falta estar por encima de ellos, sino conectados con ellos. Lo que quieren es estar a nuestra altura.

-Pero, ¿es correcto ponerse a su altura?

-Es un debate habitual. Se trata de guiarlos, no de mandarles.

-Es que aquí parece que o eres un ogro o, si no, si eres blando con ellos, se te suben a la chepa.

-Porque estamos aplicando métodos que nuestros padres utilizaban con nosotros; y ahora se trata de emplear herramientas nuevas.

-Ardo en deseos de saber cuáles son las herramientas adecuadas y cuáles no. ¿En qué nos estamos equivocando?

-Cuando lo primero que hacemos es reprenderles o castigarles.

-O cuando recurres al «como no hagas esto, no tendrás aquello».

-Sí, quitarles un privilegio, pero lo del castigo-premio no es una opción. Estamos convirtiendo a los niños en materialistas. Todo es a cambio de algo. Ni el sermón, ni las broncas magistrales, ni los gritos, ni el chantaje.

-Pues, ¿qué podemos hacer?

-Preguntarles las cosas o darles opciones. ¿Qué vamos a hacer para que el baño no quede tan revuelto? ¿A quién se le ocurre una idea? Con las órdenes, se activa la resistencia en el cerebro.

-No estamos como para preguntarles cada día qué quieren.

-No se trata de eso. Pero puedes decir: «Niños, antes de comer, ¿qué hay que hacer, poner la mesa o jugar?». Con la pregunta, se activa en el cerebro el mecanismo de la búsqueda de respuesta.

-¿Por qué se portan mal?

-Eso es lo que hay que preguntarse. Todo se basa en la pertenencia al grupo. El niño necesita que le atiendan, poder decidir, que lo que le pase sea justo y tener capacidad de crecer. Cuando notan que no tienen una de esas necesidades cubiertas, la van a buscar de manera inapropiada.

-Así que en eso se basa la disciplina positiva que usted propone.

-Sí. Cuando entiendes por qué hace lo que hace, ya no ves el comportamiento como algo punible, sino como algo que tienes que redirigir.

-Pero eso lleva más tiempo.

-Sí, claro. Lo otro es más efectivo en el momento. Pero una cosa es enseñar a los niños a obedecer y, otra, a tomar decisiones.

-La perspectiva no puede ser «obedéceme».

-Eso es. Se trata de enseñarles a tomar buenas decisiones, no que te obedezcan. Cuando la figura de autoridad se va, o no sabrán qué hacer o no lo harán porque nadie les va a pillar.

-Lo hacemos todo al revés.

-No se culpe. Ninguno nacemos sabiendo educar. Y no sabemos hacerlo sin «controlar» a los niños. Es una rueda muy peligrosa. Creo que la educación conductista se está cargando la sociedad.

-¿Qué pasa si el niño pega?

-Aquí educamos en la bronca y con eso los niños no aprenden nada. Espere a que esté receptivo y se lo explica con calma después: «Tú respetas a los demás, ¿a ti te gusta que te hagan eso?»

-A veces, explotamos.

-Pues si te enfadas de más, discúlpate. Les enseñarás que mamá no es perfecta ni lo pretende, pero que trata de ser cada día mejor.

«Es un error caer en el ‘Si hace lo que yo quiero, le mimo. Si no, le grito’»

Es la educadora del momento. Sus talleres formativos en Oleiros tienen lista de espera. María Soto Álvarez de Sotomayor propone darle un giro de 180 grados a los métodos que empleamos con nuestros hijos.

-¿Qué se debe hacer ante la clásica pataleta?

-No enfadarte. El niño está expresando una necesidad. Mantén la calma. En medio del follón es el peor momento para actuar. Cuando se serene, invítele a reflexionar.

-Nosotros también gritamos.

-Es un error caer en el «Si hace lo que yo quiero, le mimo. Si no, le grito». Pero es normal que perdamos los papeles con ellos. En los talleres damos claves para explotar menos.

-¿Y si dos hermanos se pelean?

-Lo último que tienes que hacer es intervenir. Es la única manera de que esos dos hijos aprendan a convivir. Discuten, lloran y al rato, ya se están riendo.

-Y siempre tomamos partido.

-Nos ponemos de parte de uno.

-Insiste mucho en el vínculo.

-Sí. Lo primero es entender al niño. Y luego hacerlo sentir parte de la familia. A mí me dicen: «Es que no me escucha, es que pasa de lo que yo le digo...». Lo último que tiene que hacer la educación es alejarte de tus hijos.