
Llevo unos días himnotizada, perpleja en esta desazón que hemos convertido en debate nacional gracias a Marta Sánchez. Que, como todos sabemos, es coruñesa. Y, claro, si desde Miami le ha entrado la morriña y se ha puesto a escribir sobre su país, es posible, e incluso probable, que enseguida se le ocurra hacerle unas letras a nuestra ciudad, a su ciudad, a mi ciudad, vaya. Así que en un claro ejercicio eurovisivo de «pa' coruñesa yo», que puedo cantarlo como Aitana y Ana Guerra, las chicas de OT («En Coruña nada malo, no, no, no»), se me han venido a la cabeza varios himnos, con sus correspondientes ritmos. Que aquí, ya se sabe, hay esa línea bien marcada y clásica de la habanera: «¿Qué más se puede pedir que vivir en La Coruña/ que vivir en La Coruña, mi bien, qué más se puede pedir? Playa de Riazor y del Orzán...», que canta La Tuna de Veteranos de La Coruña, La, La, La...
Hay ese otro también que a mí me suena a excursión familiar y que empezaba con el «Coruña, tú eres Coruña, ciudad incomparableeeee; te quiero más que a mi vidaaaaa, más que a la Virgen del Carmeeeeeen», pero yo creo que el que más he cantado porque me levanta el ánimo (si ya no lo tengo levantado para cuando la música se viene arriba) es el más tabernero y muiñeiro: «Vivir na Coruña que bonito é /; andar de parranda e durmir de pé; / e durmir de pé e durmir de pé; / vivir na Coruña que bonito é». Es verdad que todos los cánticos del Dépor en cualquiera de sus versiones -desde el oficial de Gandy a otros más recientes- los sentimos como propios en esa metonimia de la parte por el todo («Por eso yo, te quiero dar algo de corazón, iremos a festejar...») que tanto mueve a esta ciudad. No es el mejor momento para cantarle al Dépor, pero no hay festa rachada en la que no se acabe mezclando todo. Por eso ha sido decir fiesta y venirme a la cabeza ese hit bailable de Raphael que Rajoy ha querido hacer suyo. Así que antes de que se ideologice como un temazo de derechas, creo que debemos marcarnos Una Gran Noche coruñesa. Podría ser un himno más, de una madrugada más, de una juerga más. Lo escribo sobre la marcha y me pongo a cantar: «Del Castrillón, Labañou y el Orzán han llegado a la Torre /pa' controlar que ningún coruñés se desmadre esta noche / podréis saltar las rotondas que hay / sin que nada os agobie / o si queréis empezar a correr / que es mejor no ir en coche. / Disfrutaréis del Timón, de Glaccé o las pastas de Hildita /; y encajaréis con el acento de aquí 'buah, que esas son las más ricas'. / Abrazaréis la emoción del anticiclón una vez en verano, / con el postín del moreno feliz que nos dura todo el año /. ¿Qué pasará, / qué entrenador llegará / a esta nueva Coruña? Olvidará las tristezas que hay al cruzar la Barrera / y se abrirá como un coruñés cuando bebe una Estrella»...