
Niños echando los cuernos, mamás amamantando a bebés con «High Voltage» sonando de fondo y fiesta general con un imitador Angus Young de gran animador. Así fue la primera edición de Rock en Familia.
10 abr 2018 . Actualizado a las 12:02 h.El concierto de rock como actividad familiar se impone en A Coruña. Los niños definitivamente quieren algo más que Cantajuegos. Ya se habían celebrado con éxito iniciativas como los conciertos mensuales de Los Plutones en la sala Mardi Gras, las innumerables sesiones vermú con bandas de versiones en todo tipo de locales o algún esporádico bolo organizado por el Ayuntamiento, con maquillaje de Kiss y todo. Pero lo que ocurrió ayer en la sala Pelícano supone la cristalización definitiva de la tendencia en la ciudad. Con todo vendido desde hace dos semanas, 1.100 personas pasaron por taquilla para asistir al primer pase del ciclo Rock en Familia. Las entradas costaban 12 euros (más gastos de gestión) con la posibilidad de un pack familiar de 36 euros. Volaron. Es decir, existe un interés real en este tipo de iniciativas.
AC/DC protagonizaban esta experiencia inicial. La banda tributo Thunderstruck, ya conocida por otros bolos para adultos en horario nocturno en la ciudad, diseñó una actuación con la vista en el público infantil pero que también pudieran disfrutar los padres. El reloj marcaba las 12.30 horas de la mañana. Antes de salir a escena, la sala exhibió su impresionante juego de luces, dejando a los críos boquiabiertos. Luego, un presentador les explicó brevemente quiénes eran AC/DC dulcificando el relato. ¡Sí, Bon Scott murió tras mezclar ganchitos con muchos refrescos! También, con notas de igualdad. El nombre del grupo vino de un día en que la hermana de los Young estaba pasando la aspiradora y vio la leyenda de corriente alterna/ corriente continua. Pero ojo, «pasaba la aspiradora ese día porque le tocaba, que otros días lo hacían sus hermanos, porque pasar la aspiradora es un trabajo de todos». Aplausos abajo.
Tras esta introducción (en la que se le enseñó a los críos cómo tenían que poner los cuernos) saltó la banda a escena. A excepción del replicante de Angus Young, que apareció con su mítico traje colegial, el resto del grupo iba de paisano. Empezaron con Shoot To Thrill y ocurrió lo previsible. Morritos roqueros, air guitar a tutiplén y meneos de cabeza. Muchos niños lucían camisetas del grupo. Alguno incluso lucía los cuernos luminosos que se vendían en los recitales del grupo original. Todos ellos herederos de la pasión de sus padres por el grupo australiano.
Sí, porque como suele ocurrir en estos casos, no se sabe muy bien quién se lo pasa mejor, si los pequeños o sus papás. Quizá eso explique el éxito de estas convocatorias en las que, ojo, la calidad no decrece por el hecho de que se dirija a niños. La banda suena estupendamente. Eso sí, sin atronar para no dañar los oídos infantiles. Y, además, la sala ofrece pinchitos de tortilla y empanada. Los camareros se meten entre el público con sus bandejas, sorteando infantes, carritos bugabú y todo tipo de elementos no habituales en la pista de la discoteca.
Subiendo a la parte de arriba se podían ver escenas insólitas. Allí, en los sillones se había montado una improvisada sala de lactancia. ¡Los bebés mamaban a ritmo de High Voltage! En los balcones, sin embargo, seguía la fiesta. También las sorpresas. Como esos cañones de confeti que, en los momentos álgidos de los temas, explotaban. O la desaparición de Angus Young que, de repente, apareció tocando entre el público con los niños alelados. Eso sí, este imitador mostraba una grave carencia. Nada del famoso baile del pato que el guitarrista australiano había heredado de Chuck Berry. Todo tenía una explicación.
El cantante animó a unos cuantos chavales a subir a escena. Les dijo que el guitarrista tenía un pequeño problema con el susodicho baile. Torpe, se caía al hacerlo. Entonces se improvisó un pequeño concurso en donde los pequeños exhibieron sus dotes para el paso. Todo antes de la traca final que, como era previsible, concluyó inicialmente con Highway to Hell. Tras ella, un bis con Thunderstuck recibida entre unas ovaciones que, desde luego, no venían de las gargantas de los niños. Y es que, al final, los padres en esas cosas terminan por ser quienes vibran. Quien desee repetir ya tiene fecha. La pantalla gigante de la discoteca anunciaba un concierto similar de homenaje a Queen el 17 de junio.