
Una de las incógnitas del crimen perpetrado en A Coruña por un grupo de jóvenes que patearon hasta la muerte a un veinteañero es si se trata de un asesinato homófobo o de un homicidio sin adjetivos. Hay dos indicios que apuntan a la primera posibilidad. El primero, lo que le dijo a la víctima antes de asestarle un puñetazo el joven que creía que aquella y sus amigas lo estaban grabando: «O paras de grabar o te mato, maricón». El otro, los gritos de «maricón de mierda» que profirieron los amigos del primer agresor cuando le dieron la paliza que le causó la muerte.
Hasta tiempos muy recientes no se emplearon en español sustantivos sin carga peyorativa para nombrar al homosexual, término que no entró en el Diccionario hasta 1936. Sí la tiene maricón, que se utiliza al menos desde principios del siglo XVI: «Al demoño do el garçón / qu’en topando con la moça / no s’aburre y la retoça / como rocín garañón. / Todas ellas quantas son / m’an dicho qu’esto les praze / y al hombre que no lo haze / lo tienen por maricón», escribe Bartolomé de Torres Naharro en su comedia Seraphina, de 1508.
El primer diccionario que lo registra es el Tesoro de la lengua castellana o española, de 1611, donde Covarrubias define maricón como «hombre afeminado que se inclina a hazer cosas de muger, que llaman por otro nombre Marimaricas».
En su última edición, el diccionario de la Academia lo define con suma brevedad: «Marica». Añade las notas de despectivo y malsonante y observa que también se usa como insulto. Es más minucioso en su definición de marica, voz que se toma de un diminutivo del nombre propio María. Aquí registra el DLE tres acepciones, en todas las cuales señala que es despectivo y malsonante: «afeminado (que se parece a las mujeres)»; «dicho de un hombre: apocado, falto de coraje, pusilánime o medroso», y «dicho de un hombre, homosexual».
Maricón no se dirige solo a homosexuales cuando se usa como improperio -para lo cual no hace falta odiar a los gais, sino que basta con ser malhablado-, caso en el que podría encajar el «O paras de grabar o te mato, maricón». Pero en los repetidos gritos de «maricón de mierda» ya cabe ver injurias reservadas a los gais, lo que podría ser un indicio de homofobia en quienes atacaron con tanta saña a la víctima. Aunque ese extremo habrán de determinarlo los jueces.