
En Galicia hay muchas boticas que pueden hacer fórmulas magistrales pero pocas con un volumen tan elevado como en Labella, unas 40 al día
04 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Probablemente si su médico le ha recetado una crema con formulación magistral ya conozca este establecimiento. O si a su hijo pequeño han tenido que adaptarle un principio activo. Porque casi todas las prescripciones que requieren una elaboración en el área de Santiago y alrededores pasan por esta farmacia, Labella. En su origen esta labor era la esencia de la botica. La fórmula magistral, aquel medicamento elaborado de forma individual para cada paciente. Es cierto que hoy en día las funciones del farmacéutico van mucho más allá de este trabajo con matraces, pipetas, balanzas o embudos, pero sigue siendo una faceta esencial. Y lo saben en Labella. Hacen de media unas cuarenta al día, «habrá solo cuatro o cinco boticas en Galicia con este volumen», explica Ignacio Labella, su titular.
La normativa gallega establece varios niveles de formulación, cuatro en concreto. Para adherirse a cada uno de ellos es preciso cumplir una serie de requisitos de espacio, material y recursos. El primero, el más bajo, es para realizar medicamentos tópicos. En el siguiente se incluyen además formas orales y rectales líquidas; en el tercero orales, rectales y vaginales sólidas; y el último nivel incluye también formulaciones estériles. En la comunidad solo hay una farmacia, en A Coruña, que hace estas preparaciones estériles.
Ignacio Labella compró esta botica, en la rúa Curros Enríquez, hace siete años y decidió apostar de forma clara por la formulación magistral. El establecimiento ya la hacía, pero desde entonces se ha duplicado el volumen. Están acreditados en el nivel 3 y la mayoría de los pedidos son preparados pediátricos y dermatológicos. ¿Por qué? En el primero de los casos porque hay que ajustar la dosis al peso, y en el segundo porque permite mucha versatilidad al especialista para buscar el principio activo que mejor resulte. Pero, ¿por qué esta apuesta? «Porque me gusta pensar que somos los sastres de la farmacia», explica este profesional, «al final estás haciendo un medicamento personalizado para un paciente que tiene unas necesidades concretas».
De las 40 preparaciones que hacen de media al día en el laboratorio, en torno a una decena son peticiones directas del paciente que lleva allí la receta, y el resto son encargos de otras boticas, «al mes hacemos fórmulas para unas 250 de diferentes partes de Galicia», cuenta Labella. Antes eran reacios a hacer algunas preparaciones si el principio activo era muy costoso «pero ahora no decimos que no a nada, hemos decidido que somos una farmacia formuladora y que si podemos hacerlo, lo hacemos». Esto supone que si hay que utilizar un principio de poco uso, en ocasiones pierden dinero, «pero nuestra apuesta está ahí y gracias a ello hemos duplicado las fórmulas que hacemos», apunta Ignacio.
¿Errores? Improbables
¿Y si el médico calculó mal las dosis? ¿Y si los porcentajes de las mezclas no son los adecuados? Todo puede pasar, dice Labella, pero es muy improbable, «en cuanto tenemos dudas, en cuanto no distinguimos un número o nos llama la atención una cifra hablamos con el médico y nos lo aclara. Todo se resuelve sobre la marcha y además los sanitarios son muy colaboradores». El error también puede estar en el farmacéutico, pero también es poco probable «hacemos cada fórmula de una en una, con la receta delante todo el rato y los principios activos que utilizas».
La formulación magistral no decae. Aunque son muchos los medicamentos autorizados y cada vez salen más novedades al mercado, desde hace unos años los facultativos recurren con frecuencia a estos preparados personalizados «creo que porque los médicos apuestan por ellos por ser más ajustados al paciente, les dan mayor versatilidad».
Tanto es así que en este establecimiento trabajaban cinco personas (incluido Labella) cuando asumió la propiedad y ahora ya son nueve, tras una incorporación que harán esta misma semana. Abiertos de lunes a sábado durante doce horas y media de forma ininterrumpida, «siempre hay una persona en el laboratorio, y a veces dos».
¿Es sencillo elaborar una fórmula magistral? Dice Labella que es similar a la cocina «tienes la fórmula, las proporciones y las básculas, tampoco diría que es complicado porque es muy matemático». Eso sí, hay determinadas mezclas más delicadas, como las emulsiones, porque se rompen con facilidad. «Hay que ser muy preciso con los porcentajes —apunta el farmacéutico— para que la crema sea estable durante todo el período en el que la va a utilizar el paciente».