El derribo de la Casa Gótica, cómo «salvar un edificio y a La Coruña de haberlo menospreciado»
A CORUÑA CIUDAD

La Voz alertó del derribo del palacio del siglo XV y defendió un acuerdo político para comprarlo que en el convulso 1936 se guardó en un cajón
19 abr 2022 . Actualizado a las 09:31 h.El 17 de diciembre de 1935 una información a dos columnas en la primera página de La Voz de Galicia alertaba de un «peligro inminente, al paso del cual hay que salir, para evitar que pueda tener realidad lo que sería para La Coruña vergonzoso», el derribo de la Casa Gótica de O Parrote.
«Acaso el más destacado entre los edificios de carácter civil de toda la región gallega se halla en trance de caer bajo la piqueta demoledora», contaba el redactor, que informaba de la posición de los dueños, herederos del conde de Maceda: «Presentan el asunto de la siguiente forma: -Como casa de renta nos está produciendo pérdida y, por lo tanto, nos conviene desprendernos de ella si hay quien la compre; si no (...), que se nos autorice para su derribo y construcción de una casa más amplia y susceptible de producir renta».

El periodista entiende que «esta actitud, en fría lógica crematística, es clara y hasta razonable», y a renglón seguido informa del acuerdo de la Comisión Provincial de Monumentos para gestionar la compra de la casa y el compromiso del alcalde accidental a llevar a cabo el deseo de la comisión, «que es el de toda La Coruña culta —continúa—. Si esto se llega a hacer se habrá salvado el magnífico edificio y a La Coruña de haberlo menospreciado».
Los vizcondes de Fefiñanes pedían por el edificio 60.000 pesetas, según el historiador Carlos Fernández, «cifra no muy alta si tenemos en cuenta que el pazo de Meirás fue puesto a la venta en la misma época por una cantidad próxima a las 400.000 pesetas», señalaba Fernández Santander en La Voz en marzo del 2000.
Todo parecía arreglado para que la Diputación y el Ayuntamiento adquiriesen el palacio del siglo XV para destinarlo a museo arqueológico, previa declaración de monumento histórico-artístico. Pero dos meses después, el 18 de febrero del 36, La Voz denuncia «un lamentabilísimo desaguisado contra el Arte, la Historia y la tradición culta» de la ciudad, «toda una propaganda de cultura y turismo a la inversa. ¡Un dolor!»: ya solo quedaba en pie parte de la fachada del palacio.
«En estos días en que la gente se halla distraída con preocupaciones electorales», contaba el periódico, la piqueta hizo su trabajo. Hoy el derribo está cargado de símbolos. Aquel mismo mes España celebraba las últimas elecciones de la Segunda República con la amenaza de un golpe de Estado si el Frente Popular obtenía la mayoría. Y así fue.
