María Isabel Otero, directora de DomusVI La Ciudad: «Trabajamos para que estén conectados con lo que pasa»
Se reivindican como una residencia diferente. Céntrica, más pequeña, dirigida a usuarios «independientes» y con un trato individualizado. Estas características, unidas a su política de envejecimiento activo, son los pilares y la filosofía de este espacio de la Ciudad Vieja
Están en el corazón de la A Coruña, insertados dentro de la Ciudad Vieja. A un paso de As Bárbaras o del jardín de San Carlos. Y, este factor, su ubicación, es para María Isabel Otero Fernández-Aperribay uno de los atractivos del espacio que dirige. DomusVI La Ciudad, continúa, no es una residencia «al uso», sino que en su espíritu está el de ser como un hogar que siempre tiene las puertas abiertas. «Este es un centro para personas independientes que han decidido vivir aquí. Pueden entrar y salir fuera siempre que quieran», describe Isabel Otero.
Con capacidad para acoger a unas 72 personas, las razones que llevan a sus usuarios a escoger esta residencia para vivir son diversas, aunque la mayoría lo hacen para no sentirse solos y contar con el soporte de personal especializado. «Hay muchos motivos. Por ejemplo, la persona que viene de forma permanente porque no quiere vivir sola y prefiere disfrutar de compañía. La soledad es uno de los males de nuestro tiempo. Aquí queremos que se sientan como en casa, que tengan a gente con la que hablar y pasar el tiempo. Otros, simplemente, quieren desvincularse de hacer las tareas del hogar y, después, hay personas que vienen de forma temporal, porque están haciendo una reforma en su vivienda o porque están en un proceso de rehabilitación de un tratamiento», detalla Isabel Otero.
Ahora son unos 60 usuarios los que atienden diariamente, y estas cifras contenidas, explica la directora de este DomusVI, son muy importantes. «Al ser más pequeños, podemos garantizar una atención más personalizada, centrada en el individuo. Uno a uno. Esto es realmente importante para nosotros. Cada día les preguntamos cómo están, si quieren algún cambio en el menú, en función de sus necesidades nutricionales y apetencias. Lo mismo con las actividades. Ellos las escogen», destaca la directora, con más de 20 años de experiencia trabajando en este tipo de espacios.
Sus usuarios se mueven en una franja de edad que va desde los 60 años hasta los centenarios. «Tenemos una, tiene 102», apunta Isabel. No le cabe duda de que, acompañados, los años se llevan mejor. «Hacemos mucho por dinamizar, organizamos muchas actividades para que tengan una vida entretenida. Es uno de nuestros objetivos», asegura.
Con el paso de tiempo, una vez retirados del mundo laboral, la sensación de sentirse sin un objetivo es compartida por muchos mayores. Por eso, hacerlos partícipes, «mantenerlos conectados con lo que pasa», describe Isabel, debe ser una meta.
«Dentro de nuestras actividades extraordinarias, uno de los programas al que le damos más importancia es el de Protagonistas de nuestra A Coruña. Se trata de una conferencia que hacemos al mes y en la que personas de diferentes ámbitos vienen a dar una charla. Es muy bonito ver que se interesan, que les hacen preguntas, que quieren saber de la actualidad. Desde las novedades en la restauración en A Coruña, la historia de la arquitectura coruñesa o la situación del puerto hasta cómo va el comercio después de la pandemia o el estado de los barrios. Están muy motivados, también con la energía verde. Tienen ganas de aprender, nos llenan de preguntas», destaca la directora de DomusVI.
«Formar parte de la comunidad», así lo resume Isabel. Aunque les traen la oferta a casa, con exposiciones de arte, días de cine o de baile, actuaciones musicales en el centro, talleres de manualidades o cocina y visitas por el mundo gracias a la realidad virtual —«este mes vamos a Francia», anuncia Isabel—, regularmente programan salidas. Van a ir a ver la exposición de Steven Meisel en el puerto, por ejemplo y, una vez al mes, no perdonan el aperitivo en la jamonería La Leonesa. «Lo pasamos bárbaro», sonríe Isabel.
En lo que respecta a las instalaciones, todas las habitaciones, con sus baños, están adaptadas y la mayoría son individuales: «Tenemos algunos dormitorios dobles, la mayoría ocupados por matrimonios que están juntos aquí». El personal que atiende a los usuarios es otro de sus pluses.
Con cocineros propios y auxiliares de enfermería operativos las 24 horas del día, también cuentan con una trabajadora social y una animadora sociocultural. Hay también enfermera y un médico unas cinco horas al día. «Tiene el historial de todos los usuarios y los ve constantemente, lo que hace que se sientan muy tranquilos», destaca. A esto hay que sumar el servicio de fisioterapia y las actividades diarias de gimnasia, o las cognitivas y lúdicas.
«Las residencias hoy en día, además de estar auditadas interna y externamente, y de pasar inspecciones sanitarias y estar muy exigidas a nivel legal, disponen de un personal muy implicado», defiende la directora del DomusVI La Ciudad. «El mito del residente abandonado creo que es bastante incierto. Salen a hacer sus cosas cuando quieren y aquí reciben muchas visitas y guardan relación con su familia», continúa Isabel.
Bajo la premisa de que se sientan activos hasta el final, desarrollan todos los días su trabajo con el reto que supone una esperanza de vida en aumento.