La memoria de Maya

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

XUNTA

17 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Delante del retrato de Maya Picasso con su muñeca, en Belas Artes, me di cuenta de que hacía casi 23 años que lo había visto por primera vez, en una luminosa sala del Museo Picasso de París. Cuadros que viajan, décadas que pasan, como las imágenes en blanco y negro de las ciudades en las que Picasso vivió. A Coruña, Málaga, Barcelona, París, Cannes. Las enormes fotos muestran otro siglo, a caballo entre el XIX y la modernidad que el propio autor contribuyó a crear, ciudades que en realidad ya no existen. Quedará la memoria de las piedras, como en los muros del Eusebio quedará la memoria de aquel primer alumno. Hay otra foto en la exposición de Belas Artes en la que se ve una vieja galería, esculturas clásicas que él habrá copiado con sus compañeros aprendiendo el trazo clásico donde hoy los alumnos del Eusebio aprenden, quién sabe si para desaprender más tarde, como hizo él.

La memoria está guardada en esa Maya y su muñeca. Incluso la de aquellos primeros estudios clásicos que nada tenían que ver con la revolución artística de este otro Picasso. Es tan curioso el funcionamiento de la mente que Maya recordaba un alalá que le cantaba su padre. Cómo habría llegado hasta un rincón del cerebro de la niña esa canción de la infancia de su padre en una ciudad en la que apenas pasaría cinco años, que solo él, de toda su familia, recordaría como una fiesta. De otra de sus ciudades, de París, decía Hemingway que si habías tenido la suerte de haber vivido allí de joven, te acompañaría el resto de tu vida, «vayas donde vayas». París era una fiesta, A Coruña también. La memoria de ambas ciudades, aunque solo conociera una, recorre la cabeza de aquella niña rubia con coletas y enaguas blancas.