
Tras casi medio siglo en la peluquería Maryl (y antes en otras dos, pero sin contrato), Mariluz Ramos se acaba de jubilar y fue despedida a lo grande y con cantidad de regalos por parte de la empresa, las compañeras y en especial las clientas
06 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.«Ahora quiero vivir. Estoy feliz. Toca disfrutar de mi pareja, de la familia... Lo quiero todo», comenta exultante Mariluz Ramos Abelenda. Esta querida peluquera empezó a trabajar en el establecimiento Maryl de As Conchiñas el 5 de octubre de 1974. Todavía vivía Franco. «Tenía 16 años y firmé mi primer contrato. Y ya nunca cambié de trabajo, aunque en la última década estuvimos en la ronda de Outeiro 235 porque nos trasladamos», apunta. Nacida en mayo de 1958, le tocó trabajar siendo una niña. Se quedó huérfana a los 11 años y ayudaba a su madre, que regentaba el chiringuito de Lola en la playa de Naval, en Santa Cruz (Oleiros). Antes de empezar a cotizar a la Seguridad Social aprendió el oficio en la peluquería de Perrusko. «Era en el Campo de Artillería. Yo tenía 14 años. Después estuve en la Ciudad Vieja en la peluquería Cari, que regentaba Marujita, que era la que peinaba a la condesa de Fenosa», recuerda. «Estoy muy emocionada. Todos se portaron de 10. Me regalaron unos pendientes de brillantes, una cena espectacular... Recibí una veintena de centros de flores y regalos de las clientas, que me siguen mandando mensajes. Me demostraron todo lo que me quieren», comenta esta ya jubilada que tiene un hijo de 42 años y dos nietos. La verdad, por su aspecto no parece que lleve trabajando desde la Dictadura. «Estoy bien y me cuido. Voy a natación, camino mucho, bailo flamenco... No tuve muchas vacaciones en mi vida y ahora toca disfrutar», sentencia. Tanto la dirección de Maryl como la clientela la van a echar de menos, pero está claro que esta mujer se merece vivir la vida.