




















Los arenales y los barrios de la ciudad reunieron a 160.000 personas que se entregaron a una fiesta de las hogueras que cada año atrae a más visitantes. Así se vivió la fiesta a pie de calle: el olor a sardinas invadió la ciudad
27 may 2025 . Actualizado a las 15:45 h.Es sin duda la noche más especial del año en A Coruña. El San Xoán volvió a sacar a los vecinos a la calle y a atraer a visitantes de todos los rincones de Galicia, e incluso desde fuera de sus fronteras, hasta la ciudad. Desde María Pita cifran en 160.000 las personas que disfrutaron de la jornada en las playas y las calles, con un especial incremento en los barrios. Una comunión festiva en torno a las hogueras que se extendió a lo largo de las playas, con su epicentro en Riazor, el Orzán y Matadero. Mucha gente joven, pero también familias se congregaron para demostrar que por algo esta cita es reconocida como de interés turístico internacional.
«No hay otro como este», manifestó Dennis Piñeiro. Él es de Ribeira y, «aunque en Palmeira tenemos un buen San Xoán, no es lo mismo», explicó. Tanto es así que este joven de la Generación z estaba rodeado en la playa del Orzán de amigos de Redondela, Vigo, Lugo, O Barco de Valdeorras y, cómo no, de A Coruña. «Nos conocimos el San Xoán pasado juntando nuestra leña para hacer una hoguera más grande y somos amigos desde entonces», añadió María Losada, de O Barco.
Mientras los chavales se decantaban por el Orzán, como Jorge Lareu y sus amigos, de Santiago y Padrón, —«vimos desde hai uns anos a celebrar a festa, é unha das poucas veces do ano na que conseguimos reunirnos todos», contaba—, los padres, abuelos y niños hicieron sus fogatas a lo largo de Riazor. «Es así de toda la vida», dijo Roberto, que estaba con su familia en su parcela cerca de las Esclavas.
«Esto es inolvidable, ojalá podamos repetir», exclamó Sara Lago, que vino con un grupo de amigas de Vilagarcía y fue una de esas personas que se turnó para hacer guardias en la playa en torno a su recinto acotado desde el sábado.
El momento más especial llegó como siempre al atardecer. Las primeras hogueras comenzaron un poco antes a iluminar la noche más larga del año, no en el sentido estrictamente astronómico, pero sí en el sentimental. Porque en San Xoán se respira fiesta, pero también ilusión, y se quema todo lo malo.
Con el anochecer, pasadas las 22.15 de la noche y coincidiendo con el momento en el que los baños se prohibieron en las playas, el mar fue cediendo espacio a la gente, que continuaba llegando. Equipados con ropa de abrigo, porque las temperaturas aún no son de verano y la niebla acompañó la jornada, sillas plegables o parrillas, instalaron en las playas su particular terraza.

El momento de la falla
A medianoche, y ya con el humo de las hogueras envolviendo la ciudad, llegó el turno de los fuegos artificiales, seguidos desde las playas y el paseo marítimo, tan lleno de gente como los arenales. Terminaron con aplausos y justo después vino el momento estrella, la quema de la falla, dedicada a este año al deporte coruñés, la torre de Hércules y Luísa Villalta.
Para encenderla, la alcaldesa, Inés Rey, estuvo acompañada de los futbolistas del Dépor, Lucas Pérez y Henar Muiña, con Carlos Ballesta; también de familiares de Luisa Villalta, como su hermana, Susana, y de Alejandro Hernández, del Básquet Coruña.
Desde el Palacio de los Deportes de Riazor, Mikel Erentxun puso el toque musical. La fiesta no terminará ahí, sino que continuará para muchos hasta las 06.00, la hora del toque de queda para abandonar los arenales y proceder a su limpieza. Porque el verano sigue.