Así se monta una ópera en A Coruña

hugo álvarez domínguez

A CORUÑA CIUDAD

Danilo Coppola ultima en el Palacio de la Ópera su visión de «La bohéme», de Giacomo Puccini, que abre este domingo la temporada de Amigos de la Ópera

07 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Danilo Coppola prepara en sastrería con Matteo Peirone el cambio de vestuario de Benoit a Alcindoro, los personajes que el bajo italiano interpreta en La bohéme. Sucede en apenas 15 minutos, sin pausa, entre el primer y el segundo acto; incluyendo nueva peluca y nuevo traje, lo que es, para Coppola (responsable del montaje) «un desafío para la parte técnica». «El casero Benoit se presenta recién levantado, en pijama y zapatillas», mientras Alcindoro es «un gigolo maduro que se comporta como un joven, capaz de exponerse en público con Musetta. Pertenece a la clase alta. Viste traje, chaqueta y sombrero: un cambio grande».

Son dos de las más de 110 vestimentas de una puesta ambientada en el París de 1850, aunque «algunos trajes del coro tienen detalles posteriores». Su creador destaca el contraste entre las dos mujeres de la obra. «Musetta es una adelantada a su tiempo, una Violetta de La traviata en su mejor época. Mira a un hombre a la cara y lo desafía sin sumisión: muestra su escote o sus piernas, en contraste con la vestimenta de Mimí, recatada y puritana».

El segundo acto de esta «tragedia íntima de pequeños gestos y pequeñas cosas», como la define Coppola, pasa en el bullicioso Café Momus, lo que implica «gran cantidad de atrezo, todo indicado en el libreto», comenta.

«Para el mercado ambulante hay 200 elementos: alimentos, cestos, juguetes, el manguito de Mimí...». Gran responsabilidad del departamento de utilería. La escena incluye «más de cien personas, entre solistas, coro adulto, coro infantil y figuración» que el director controla tratando de no perder la «atmósfera íntima» del título.

Antes del primer ensayo conjunto, van llegando cantantes y coralistas al Palacio de la Ópera a ritmo frenético. Se suceden pruebas de vestuario. Pablo Carballido (Parpignol vestido de Pierrot) hace La bohéme por segunda vez con su coro Cantabile. Resalta la importancia de que «los niños vean cómo es por dentro una ópera». Será, dice, «una gran experiencia a nivel musical y vital, porque saldrán a escena sin miedo, a dar lo mejor y disfrutar: ocasión de oro para estos futuros músicos». Mientras, Celso Albelo, que encarna a Rodolfo, prueba en su camerino con un pasaje de Marina de Arrieta, su próximo compromiso en el Teatro de la Zarzuela.

Hay miradas puestas en Helena Abad, Musetta local y debutante. Ante su intervención, siente «ilusión inmensa» y se muestra «encantada». Asume el rol con «control dentro de la libertad». Confía en que sea el primer protagónico de muchos aquí, porque llega en un momento idóneo y espera que sirva para que el público conozca su trayectoria. Nos deja para subir a escena.

El montaje, concebido en origen para un escenario al aire libre, se basa en un espacio único: «Una bola de vidrio, un microcosmos de juventud y fragilidad que se va agrietando con la nieve del tercer acto hasta romperse con la muerte de Mimí, símbolo del fin de la juventud».

El vidrio, señala Coppola, «soporta muy bien el frío de la vida bohemia». Los bohemios «se gritan a sí mismos, incapaces de comunicarse, solo se unen ante la muerte de Mimí, cuando ya es tarde».

Seis figurantes mueven la bola que «gira como un carillón a mano». Dice Coppola que es «más sencillo aquí que al aire libre por temas prácticos al fijar la estructura». Evoca también el Café Momus, donde todos buscan ser parte de una comunidad, «una bola unitaria; aunque cada uno tenga la suya» y en el que, gracias al movimiento «nos trasladamos de las calles de París al interior del café en un abrir y cerrar de ojos». Sin cambios sustanciales respecto a la versión al aire libre, es «un desafío hacerla en un escenario tan enorme», dice antes de dirigirse a escena para dar indicaciones.

Este domingo, día 8 (Palacio de la Ópera, 19.00 horas) La bohéme cobrará vida en la apertura de temporada de Amigos de la Ópera, 17 años después de su última representación aquí. Habrá una nueva función el martes.