Román García, ilusionista: «A veces lo que para nosotros es inconcebible para los niños es totalmente obvio»

A CORUÑA CIUDAD

El mago coordina Terra de Maxia, actuación a beneficio de Tierra de Hombres que se celebrará este sábado en el Fórum Metropolitano
09 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Román García (A Coruña, 1977) es ya un mago veterano. Quedó atrás el joven que se zambulló en los mares del ilusionismo con la ambición de seguir los pasos de grandes figuras como Juan Tamariz. El tiempo ha pasado. Algunas cosas siguen intactas, otras no. Se mantiene, no obstante, la ilusión. En sus dos acepciones. Las ganas y la pasión por el oficio, por un lado. El empeño por desencajar mandíbulas a fuerza de materializar lo extraordinario, por el otro.
«Yo empecé haciendo magia de cerca con un enfoque que era claramente para adultos», recuerda. Ahora tiene un repertorio más amplio. También le ha cogido el pulso a los públicos infantiles. A su candidez. A su aproximación absolutamente fresca y absolutamente libre de prejuicios ante los misterios —como dice el propio García, «a veces lo que para nosotros es inconcebible para un niño es totalmente obvio»—. «Tampoco se trata de evolucionar. En realidad, lo que he hecho es responder a la demanda que había. Ahora puedo actuar para adultos o para públicos familiares». Algo que volverá a poner en práctica una vez más este sábado en el Fórum Metropolitano (a las 17.00 y a las 19.00 horas), en el festival Terra de Maxia, espectáculo en el que coordina a otros seis ilusionistas profesionales. Van con la idea de engañar, sí, pero por una causa noble. Todo lo recaudado irá a beneficio de Tierra de Hombres, una asociación que trae al Chuac a niños del tercer mundo que necesitan operaciones quirúrgicas urgentes e inaccesibles en sus lugares de origen.
«Lo bueno de este tipo de actividades es que, más allá de la recaudación económica, ayudan a dar visibilidad a la labor de esta organización. Muchas personas acuden por la magia, pero cuando se enteran bien de lo que hace Tierra de Hombres acaban animándose y hasta ofreciéndose como familias de acogida». Llevar la batuta de la cita ha sido para Román, dice, extraordinariamente sencillo. Como cada año, la cosa quedó en casa. El resto de los magos del cartel son todos amigos y colegas suyos. «Es tan sencillo como llamar y preguntar que quién se apunta. Siempre que hay una oportunidad así la aprovechamos. Es muy divertido trabajar todos juntos», explica.
Cada maestrillo tiene su librillo. Cada prestidigitador tiene sus propios ases enmangados. Por eso respetan todos la esencia de cada creador, para formar un mosaico muy particular y atractivo para concurrencia de toda condición. «Me gusta poner el ejemplo de las películas de dibujos animados. Antes solían ser exclusivamente para niños, y los padres iban por acompañarlos a ellos. Pero ahora, cada vez más, este cine tiene dobles lecturas de las que también los adultos pueden sacar cosas. Esa es la idea de nuestro espectáculo. Queremos que sea algo participativo. Cada uno con su estilo, pero con un tono general que es la implicación del público y la comedia».