
















En junio de 1975 se abrió al tráfico el primer tramo del actual viaducto, que se inauguró por completo tres años después. En julio del 2023 el Ministerio aprobó la primera parte del proyecto para su reforma, pero 17 meses después nada se sabe de esas obras
01 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Al fin (todo tiene su término en el mundo) se han terminado las obras del puente del Pasaje. Tiempo era de que tal ocurriese, y aun cuando habrá de transcurrir aún algún tiempo antes de que se termine la carretera que por sobre el puente pasa, y las obras sean recibidas definitivamente y se abran al tránsito público, algo es algo. Por de pronto ya es posible ahora cruzar la ría del Burgo por sobre ese puente, lo que facilitará muchísimo las comunicaciones». Esta breve nota, publicada la víspera de Reyes de 1901 en La Voz de Galicia, bien podría replicarse en la actualidad. Con una notable diferencia, sin embargo, porque 124 años después todavía no han comenzado las prometidas y reprometidas obras de ampliación del actual puente de A Pasaxe. Ni parece que su inicio esté próximo, a pesar de que en julio del 2023 el Ministerio de Transportes aprobó la primera parte del proyecto de ampliación y humanización del viaducto. Diecisiete meses después de aquel anuncio, nada más se sabe.
Pero no hace falta remontarse a principios del siglo XX para comprobar que la historia de A Pasaxe ha estado permanentemente ralentizada. Si a finales del XIX ya eran muchas y reiteradas las peticiones de un puente sobre la ría do Burgo, estas volvieron a ser constantes en cuando la primera estructura se estrenó en 1901. Hubo que esperar casi 80 años para que la nueva estructura fuese una realidad.
«Ya está en estudio un nuevo puente del Pasaje», titulaba esperanzada La Voz de Galicia a principios de 1967. «El viejo puente ya resulta insuficiente y hasta peligroso», añadía. El proyecto, sin embargo aún hubo de esperar unos años más. En julio de 1974, cuando 20.000 vehículos cruzaban a diario el viejo viaducto de hierro —hoy en día superan con creces los 90.000— y las obras ya llevaban dos años en marcha —desde febrero de 1972—, la resignación era una constante entre los vecinos de ambos lados de la ría. «Tarda más que las obras del Pasaje» era en los setenta una frase recurrente entre los coruñeses.
El nuevo puente no se había terminado y, en octubre de 1974, los expertos ya alertaban de que «la obra es insuficiente para solucionar el problema del tráfico; se precisan soluciones más ágiles, pasos a distinto nivel, con lo que las corrientes de vehículos no se verían cortadas». Pese a las advertencias, el proyecto continuó según lo previsto y unos meses después, el 14 de junio de 1975, se abrió a la circulación el primer tramo del nuevo puente. «Tras largos meses de espera, como si de ampliar Alvedro se tratase, ayer, sin bombas de palenque, ni dianas, ni pasacalles, fue abierto al tráfico», contaba con ironía La Voz de Galicia, que añadía: «El alborozo de los conductores fue grande y algunos dieron hasta tres pasadas para testimoniar su júbilo», aunque en ese momento todavía había que utilizar el viejo viaducto de hierro para entrar en A Coruña.
El día de San Xoán de 1978, tras seis años «de larga espera, jalonados de sucesivas e inesperadas interrupciones en las obras, falsas esperanzas de inmediata apertura, nervios y paciencias, entraron en servicio las dos direcciones del puente del Pasaje», contaba La Voz en su primera página, que advertía que «no resuelve, por desgracia, los embotellamientos». «Seis años y muchos días se han empleado en poner término a tan colosal obra, como si en lugar de haberla iniciado en la década de los setenta, en pleno siglo XX, se hubiera hecho a golpe de látigo en los tiempos de decadencia de la civilización egipcia», abundaba La Voz en páginas interiores. Un texto que hoy podría repetirse sin que, como el puente, quedase obsoleto.