Ocho personas intentaron robarle y, dice, dos de ellas resultaron malparadas. José Luis Valdés es el dueño del gimnasio de Oleiros que puso en fuga a sus atracadores.
22 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.José Luis Valdés lleva practicando artes marciales desde los seis años, pero nunca pensó ser el protagonista de una escena más propia de una película de Bruce Lee que de la realidad. Todo sucedió a principios de mes «sobre el 8 de noviembre, más o menos», dice el dueño del gimnasio Bushido, en Montrove (Oleiros), que traducido significa «código de honor de las samuráis y camino del guerrero». Y Valdés caminó. Vaya si caminó, porque logró librarse de cinco atracadores en un santiamén. En un tono muy tranquilo, quizás por eso de que aplica la disciplina y la templanza a todos los campos de su vida, este maestro de kenpo, kajukenbo y muay-thai cuenta este episodio del que ya le gustaría pasar página.
-¿Cómo ocurrió todo?
-Acababa de cerrar el gimnasio. Yo llevaba una bolsa y una riñonera colgada del hombro. Y el ocupante de un coche bajó la ventanilla para preguntarme la dirección de un garaje. Tenían acento del Este, creo que eran rumanos. Eran dos coches. Iban cuatro personas en cada vehículo. Yo les dije que si continuaban recto había una gasolinera y ahí podían preguntar la dirección.
-¿Y fue entonces cuando salieron del coche y lo golpearon?
-Sí, me golpeó uno de ellos en la cabeza. Y acto seguido me defendí. Salieron tres de un coche y luego otros dos. En total eran cinco, mientras el resto permanecieron en el coche. Conseguí tirar a dos atracadores al suelo y fue entonces cuando me dijeron: «Nos vamos, no queremos más». Y se fueron.
-¿Y les dio muy fuerte?
-Dos de ellos quedaron muy malparados. Tuvieron que recogerlos.
-¿Y usted?
-Me llevé el golpe que me dieron en la cabeza. Me hizo sangre y debería haberme dado algún punto... [comenta mientras baja la cabeza y señala un corte en la coronilla].
-Eso es aplicar las artes marciales a la vida...
-Me defendí como pude. Pero es cierto que mi profesión me ha servido para librarme de ellos.
-¿Y qué intención tenían?
-Yo creo que me vieron la riñonera y quisieron quitármela. No creo que tuvieran intención de atracar el gimnasio. Sería de locos venir a un gimnasio de artes marciales a atracarlo. Además, aquí no hay dinero porque todo está domiciliado.
-¿Sintió miedo en algún momento?
-La verdad es que no. Solo apliqué mis conocimientos.
-Imagino que recomienda a todo el mundo saber algo de artes marciales para defenderse.
-Que sepan de artes marciales, que no es lo mismo que los deportes de contacto. Este tipo de artes te obligan a tener disciplina y confianza en ti mismo.