Madera de batea rescatada del mar para lucir en habitaciones de hotel

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

OLEIROS

Laura Martelo

Un aserradero de Outes transforma las estructuras flotantes en cabezales de cama, puertas o biombos que viajan a toda España

28 dic 2020 . Actualizado a las 21:05 h.

La vida de las bateas comienza en el mar, pero cuando esta etapa concluye no tienen porque terminar convertidas en leña. Hace tiempo que su madera, una vez fuera del agua, ha encontrado otros usos. Lo más extendido es su utilización en porches o en cubiertas de viviendas por su aspecto rústico. Sin embargo, la versatilidad de su materia prima y la protección de la sal absorbida durante años le confieren posibilidades ilimitadas.

De darles una nueva vida en tierra se encarga el aserradero de Outes Hijos de Vicente Suárez, puntero en esta materia. Además, su labor permite cerrar el círculo, ya que el taller también se encarga de la construcción de estas estructuras flotantes para el cultivo del mejillón.

De sus instalaciones salen puertas, jardineras o biombos y la especialización adquirida también les ha permitido dar el salto al mercado de la hostelería. Minuciosamente transformada, la madera rescatada del agua es transformada en cabezales de cama o mesitas para establecimientos hosteleros.

Apuesta personal

Todo comenzó hace quince años, explica uno de los dueños del negocio, José Manuel Suárez. Asegura que «foi unha aposta persoal na que ninguén cría moito. Déuseme por facer uns porches e despois cerchas e tellados. Teño feito ata elementos decorativos».

Relata que de forma paulatina fueron ampliando el campo de actuación: «Estamos facendo uns cabeceiros de cama para un que vai abrir en Santa Cristina e tamén realizamos pezas para outro que está en Tarragona. Temos clientes en Ibiza, País Vasco, na zona do levante. Precisamente, onde menos encargas temos é en Galicia».

La materia prima la obtienen de estructuras retiradas de las rías y la propia empresa se encarga del desguace: «Nunha batea boa podes ter un aproveitamento do 50 %».

El aserradero ha sabido reconvertirse, ya que cuando inició su andadura, en los años 50, el 90 % de su actividad estaba dirigida a la preparación de madera para la construcción de barcos. Cada vez son menos las embarcaciones que utilizan esta materia prima, por lo que la reutilización de las bateas abrió nuevas puertas a la actividad del taller.

Manifiesta José Manuel Suárez que «sempre apostei por isto porque me gustan os retos persoais». El taller outiense también trabaja en el ámbito de la construcción, donde también cada vez hay un mayor empleo de la madera: «Especialmente no ámbito da rehabilitación».

Convencido de esta línea de negocio, el empresario señala que llevaron a cabo un estudio para comprobar la resistencia de la madera de batea: «Fíxose na Universidade de Lugo, cunha mostraxe con 40 vigas. Iso permitiunos extraer unha serie de conclusións».

El empresario manifiesta que las posibilidades son ilimitadas y que «é una corrente que entronca moi ben co rústico». Su propósito es continuar abriendo mercados para que la madera de batea emprenda un nuevo camino de la mano de artesanos, de forma que la reutilización de estas estructuras sea cada vez más frecuente.