
Entre la vegetación y la arquitectura de este parque de Oleiros destacan la casa ruina sin tejado, la colección de trepadoras y los dos ejemplares de arces de sombra
06 may 2022 . Actualizado a las 09:58 h.Hace cinco años que David Puñal supervisa los parques y jardines de Oleiros. Uno de ellos es el de Ibarrola, un claro ejemplo de jardín histórico del siglo XIX de estilo romántico, que se encuentra justo al lado de la famosa Capela de San Paio, nombre por el que también se conoce al parque. Adquirido hace años por el Concello, este técnico de jardines explica que en su día fue un pazo con una gran finca en la que sus herederos dejaron de invertir en mantenimiento. Se promovió un proyecto para recuperar la zona y se tomaron decisiones como la de mantener parte de la vegetación que allí había. A la pregunta de qué nos podemos encontrar en el parque de Ibarrola, Puñal responde: «Una mezcla de especies clásicas con la falta de mantenimiento que caracterizó al parque durante un período y la reciente restauración paisajística posterior en la que se mantuvieron las formas caprichosas de las típicas especies de finca, casa grande o pazo que perduraron, y otras de libre crecimiento». Puñal, como responsable de organizar los trabajos de jardinería y paisaje, explica que lo más importante en las labores de mantenimiento es intentar mantener el césped bajo la sombra, ya que es el 60 % de la imagen de cualquier jardín.
Lo que más destaca en el parque es la colección de trepadoras. «Cobra importancia la hortensia trepadora sobre las buganvillas o el conjunto de variedades de colores y especies de jazmines o hiedras de hoja pequeña y grande», señala. Y la lista sigue: el corredor de boj desfigurado por el paso del tiempo, dos ejemplares de arces de sombra, los helechos arborescentes, la colección de camelias, los manzanos envejecidos y los magnolios, azaleas, rododendros... En el caso de los arces, explica Puñal, en otras localizaciones o parques no están recomendados, pero en esta ocasión generan el tejado de la ruina y modelan el terreno con sus raíces, provocando la sombra y la luz adecuadas.
En cuanto a la arquitectura, hay cinco elementos protagonistas: la casa ruina sin tejado, el muro que rodea la finca, el estanque de nenúfares y papiros, el banco de piedra y la fuente en copa.
La luz, y también que haga sol, son factores determinantes para elegir el día y hora perfectos para visitar el parque. El mejor momento, según Puñal, sería a partir de la una o dos de la tarde. «El sol está arriba, la luz es más clara y las sombras más negras. Y a última hora, el color es más bonito», señala. Y si tiene que elegir estación del año, se queda con la primavera o el otoño.
Además de parque para pasear, también es un punto típico para hacer fotografías en eventos como bodas y comuniones, según explica David Puñal. Uno de los lugares elegidos por los más románticos es el encuadre de la glicinia de flor blanca sobre la pérgola.
Más de 4.500 metros cuadrados de un jardín del siglo XIX en los que «se percibe esa sensación romántica de tranquilidad y de historia», concluye el técnico de jardines.