
























Los trabajos, en los que se invertirán 457.000 euros, concluirán este año
20 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La Finca Tenreiro de San Pedro de Nós está cerrada, esperando a que se ejecute la última fase de las obras que convertirán en albergue la vivienda principal de un espacio en el que predomina la zona verde y que conserva elementos decorativos singulares. No estará mucho más tiempo parada, está previsto que los trabajos de restauración se retomen el próximo mes.
El Concello de Oleiros avanza que el albergue será una realidad a final de año tras una inversión de 457.400 euros, para la que la Diputación Provincial coruñesa ha comprometido 300.000 mediante una subvención. Desde el consistorio remarcan que la mayor parte de la obra ya está ejecutada, pero puntualizan que «faltan instalacións esenciais e numerosos remates».
Nueva distribución interior
El edificio, de unos 400 metros cuadrados, por fuera ya presenta nueva carpintería, similar en diseño a la original, pero se anuncian cambios en el interior. En la planta baja prevén demoler los vestuarios existentes para habilitar tres nuevos, dos separados por sexos y uno mixto, para cumplir la normativa de alojamientos juveniles de Galicia y las normas de accesibilidad.
Además, instalarán una cocina equipada para ofrecer comidas en el comedor con una capacidad para 30 comensales, que se distribuirán en mesas plegables con capacidad para ocho personas y sillas apilables para facilitar el uso y la limpieza. El proyecto especifica que todo el mobiliario será de acero inoxidable y la cocina se cerrará con un sistema de puertas correderas con llave «para evitar incidentes».
También pretenden mejorar la eficiencia energética del inmueble, que carece de aislamiento, con la instalación de un sistema de calefacción y agua caliente por aerotermia. En la primera planta transformarán lo que es ahora una sala diáfana en cinco dormitorios, «que permitan separar aos usuarios por sexos e poder aloxar tamén aos monitores e profesores». Todos estarán dotados con literas y armarios.
El proyecto, que reconoce que habrá que retocar algunos de los nuevos elementos colocados para garantizar su mantenimiento debido al tiempo que ha pasado, contempla dotar al edificio de un ascensor y corregir los accesos para que el inmueble sea accesible. También recoge la limpieza y pintado de las fachadas, así como la revisión y el acondicionamiento de la cubierta y la limpieza de los canalones.
En esta última fase se repondrán dos puertas de acceso a la galería, que presentan deterioro y está prevista la reparación de las ventanas y puertas de castaño para garantizar la estanquidad. Las obras recogen la reinstalación de la escalera de la fachada posterior y la reparación de la escalinata principal, uno de los elementos que confieren majestuosidad al edificio principal. Asimismo, está previsto un pavimento empedrado alrededor para mantener el contorno limpio. Ya fue recuperada la antigua residencia de los caseros en la parte inferior de la finca, que se encontraba en muy mal estado, pero la parcela ha perdido algunos de los elementos singulares.
Perdió una pirámide
Si bien se conserva el estanque frente a la casa, decorado con motivos gaudianos, está cerrado el otro con el que se comunicaba a través de un túnel. Ahora parece un foso, pero en su día era otra área acuática navegable, para lo que disponían de una pequeña embarcación. La finca también perdió una montaña artificial escalonada, que brindaba una gran panorámica de la finca con sus 14 metros de altura.
Respecto a los usos previstos, en el proyecto se recoge que más allá del principal, como albergue, sus servicios «permitirían empregar o edificio como aloxamento para outros colectivos e para outro tipo de actividades ao longo do ano».

De la decadencia a la restauración
El Concello de Oleiros sumó al patrimonio municipal la Finca Tenreiro en el 2014. Originalmente tenía 36.000 metros cuadros. Una parte se había cedido ya, tal como estipulaba María Tenreiro en su testamento, a los niños de la zona y en ella se construyó el colegio de Nós, situado frente al recinto actual. Eso dejó reducida la parcela a unos 20.000 metros cuadrados. En septiembre se abrió al público como parque, con una romería popular, para que los vecinos admirasen sus árboles centenarios. Inicialmente el estado de ruina que presentaba el inmueble principal hizo que se descartase su restauración y se plantease una actuación similar a la realizada en el parque de Ibarrola, en Oleiros. Las imágenes de la época mostraban una edificación en clara decadencia, con cristales rotos. Sin embargo, finalmente varios talleres de empleo lo recuperaron y surgió la opción del albergue.