Aquellos que creen en fantasmas no deberían acercarse a las tenebrosas Casas Bailly o al sanatorio abandonado de O Paraxón. Y menos de noche
15 nov 2017 . Actualizado a las 17:16 h.Si todavía tienes en la retina el hombre-araña que atacaba a Robert Smith en Lullaby -la canción más siniestra de The Cure-, más te valdría no pisar las crepusculares tierras que conforman nuestra particular ruta del miedo. Son lugares oscuros y misteriosos cuya visita no es apta para el turista, como ocurre con las casas Bailly de O Graxal (Cambre) -tenebrosas a más no poder-, el sanatorio abandonado de Oza-Cesuras o el antiguo balneario de O Bocelo, en las riberas del río Mandeo, en el municipio de Paderne. En su interior, un solo sonido no identificado te puede hacer temblar hasta entrar en estado de pánico. Con el hilo de todas sus pegajosas telas de araña se podría tejer la más infinita de las colchas.
Con la Santa Compaña
Nuestra ruta empieza de noche, por supuesto, en el cementerio de San Amaro de A Coruña. Quien nos ayuda a conocer sus secretos, candil en mano, es Don Fiz de Cotovelo, ese difunto que vaga por la fraga como guía de la Santa Compaña. Él es uno de los personajes de El bosque animado, cuyo autor, Wenceslao Fernández Flórez, yace en este lugar.
Una discoteca en ruinas
Precisamente, recorrer la fraga de Cecebre a medianoche y con la sola ayuda de una linterna podría hacer estremecer de miedo a más de uno. Continuamos nuestro terrorífico recorrido a pocos kilómetros del pantano. En donde antaño movía el esqueleto la chavalada de la comarca de A Coruña, ahora contemplamos un escenario de película de Hitchcock. Hablamos de las ruinas de la discoteca El Bosque. El Ayuntamiento de Cambre ordenó, recientemente, tapiar el inmueble de la antigua sala de fiestas por su estado de abandono. Además, el local de ocio sufrió el año pasado un incendio que provocó el derrumbe de prácticamente todo el falso techo y la acumulación de gran cantidad de escombro. Fue poco después de servir como escenario de la grabación de una película sobre un crimen.
Las casas tenebrosas
Seguimos en Cambre, pero nos acercamos a O Graxal, casi en el límite con el municipio de Culleredo. A un lado de la carretera, no dejan de llamar la atención dos fantasmagóricas mansiones. Son las Casas Bailly, otrora esplendorosas y vanguardistas; ahora completamente abandonadas y desvencijadas. Con ellas llegó el modernismo y ahora son un quebradero de cabeza para el concello. Ni siquiera su presupuesto municipal entero alcanzaría para poner en marcha en ellas un proyecto de rehabilitación en condiciones. Descartada la vía de la recuperación, la idea es destinar, próximamente «una partida para un proyecto de protección de las casas y consolidación de la estructura», señalan fuentes del gobierno local.
El hospital que nunca se hizo
El entorno del río Mandeo es una auténtica maravilla de la naturaleza, pero que también alberga algunos de los sitios más misteriosos. Así lo señala Carmen Delia Díaz en su blog Escapalandia: «El inicio de esta ruta, desde la minicentral de Zarzo, está junto a las señales y la marquesina de la parada de bus. El camino es muy amplio y cómodo al principio, pero se va estrechando y, en algunos tramos, bajan afluentes en cascada que cortan el sendero. Son tres kilómetros hasta Chelo, en los que puedes ver las ruinas del antiguo balneario de Bocelo, del siglo XX, y que funcionó hasta la década de los 40».
Por último, visitamos el antiguo hospital para enfermos de tuberculosis de Cesuras, que nunca llegó a construirse. Se proyectó un sanatorio pero, tras popularizarse una cura para esta enfermedad, se abandonó el proyecto.
Las ruinas llevan ahí casi cien años, frecuentadas por los aficionados a los lugares fantasmagóricos y con sus consiguientes pintadas en las paredes de un edificio que está catalogado como bien patrimonial del Concello. En el lugar, hay una pequeña explanada en la que puedes dejar al coche, para acceder después a pie hasta el edificio.