O Paraxón, de sanatorio abandonado a «showroom»

Paula Mahía Gramajo
Paula Mahía A CORUÑA

OZA-CESURAS

Sanatorio de Cesuras en el parque de O Paraxón
Sanatorio de Cesuras en el parque de O Paraxón CÉSAR DELGADO

Con un siglo de vida y tras varios meses de obras, el viejo inmueble de Oza-Cesuras resurge de sus cenizas

23 sep 2023 . Actualizado a las 12:47 h.

En marzo del 2024 se cumplirán 100 años desde la primera presentación de este proyecto inacabado en la provincia de A Coruña. Los planos de esta construcción en aquel entonces eran los de un sanatorio en el que ingresarían pacientes con enfermedades respiratorias. El jardín contaba con una ruta curativa con plantas y árboles medicinales. Sin embargo, aunque suene irónico, los jardines y sus plantas medicinales enfermaron antes de poder curar a nadie.

En 1927 se trató de retomar la obra, pero los fondos no alcanzaron, y el edificio volvió a quedarse de nuevo a medio hacer. El recuerdo que mantenían los vecinos de Oza-Cesuras de O Paraxón fue siempre el de un esqueleto en construcción. Aunque hay que reconocer que los cimientos soportaron años y años de la historia reciente de España. Durante mucho tiempo el sanatorio estaba al final de la lista de las preocupaciones de las Administraciones. Tras una guerra y una dictadura, este no era el mayor de los problemas a solventar.

Abandonado como tal, nunca estuvo. Las paredes eran lienzos en blanco para los grafiteros que se colaban en las instalaciones, y su apariencia desaliñada era digna de películas de terror. Incluso llegó a funcionar como una especie de plató de grabación de filmes pornográficos.

En lo que a las instalaciones respecta, los jardines siempre estuvieron bien cuidados. El Ayuntamiento de Oza-Cesuras se hizo responsable de que, aunque no se pudiera acceder al edificio, sí fuera factible aprovechar el bosque que lo rodeaba.

«Creemos que para mediados de octubre y principios de noviembre los vecinos ya podrán acceder al edificio», explica el alcalde del municipio, Pablo González Cacheiro. Cuenta que tan solo se pudo recuperar una cuarta parte de lo que era el proyecto inicial, el de 1924, pero los 85.000 metros cuadrados que suma la finca junto con su amplio jardín, hace de este lugar un paraje repleto de vegetación a tan solo 20 minutos de la ciudad.

La idea es crear un espacio para la exposición de proyectos artísticos, así como un estudio fotográfico. «Un showroom», lo llama Pablo González. Aunque están a la espera de la ayuda de otras Administraciones para adaptar el sótano como albergue para campamentos juveniles. Por ahora, lo ven como una oportunidad para que los vecinos lo disfruten: «Nos supuso un esfuerzo enorme llegar hasta aquí». La Xunta puso de su parte para poder darle vida al edificio. El Concello pretende hacer una jornada de puertas abiertas en el próximo mes para «justificar y conseguir la financiación necesaria para poder terminar el proyecto ya empezado». Mientras tanto, la finca está abierta al público y se puede ver el diseño original de la fachada de O Paraxón.

 Antonio López, el arquitecto encargado de la restauración, ha tratado de mantener la estética modernista del edificio dándole un aire renovado. Unas escaleras de caracol suben a la primera planta, desde donde se puede acceder a una terraza con vistas al jardín.

Para los que no hayan escuchado hablar de este edificio, se encuentra a pocos metros de la casa consistorial de Cesuras. Es difícil no encontrarlo. Los cimientos se hacen hueco entre tanta maleza, pero sin perder el encanto del bosque que rodea a aquel edificio. «O Paraxón resurge de sus cenizas», dice Pablo González, orgulloso de darle vida a uno de los pilares fundamentales del municipio de Oza-Cesuras.