Joe Méndez, de 89 años, viajó desde Estados Unidos con su familia para conocer a sus parientes de Mortoares tras buscarlos desde febrero
20 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La empresa santiaguesa de viajes Galicia Travels recibió una petición inusual el pasado febrero. «Nos contactaron desde Estados Unidos porque querían viajar hasta Oza-Cesuras. Nos pedían que les ayudáramos a localizar a sus familiares de una aldea, Mortoares», apunta Alexis Vidal, trabajador de la agencia.
El hombre recibió el encargo con ilusión. «Estudié Historia y me gusta mucho la genealogía, así que me puse a investigar con lo que me contó José Méndez, al que llaman Joe», indica Alexis. Joe, de 89 años, le explicó que su padre era natural de Mortoares y que emigró al otro lado del charco a finales de la Segunda República, antes de la Guerra Civil. «Se fue en barco e hizo su vida en Detroit, donde se casó con una española de Albacete. Lo último que sabía de su familia gallega fue lo que su madre, Soledad, le contó. Ella viajó en los 80 a Galicia para arreglar los papeles de unas propiedades, ya que su marido ya había fallecido», explica Alexis.
La agencia recopiló todos los documentos que Joe les facilitó, entre los que estaba el testamento de su padre y cartas intercambiadas con sus parientes de Oza-Cesuras. «Su deseo era conocerlos antes de fallecer», dice Alexis, que contactó con el periodista y escritor Manuel Guisande. «Sabía que tenía una casa en Mortoares y por eso le consulté. Recordó que su amigo Manuel Vázquez García, Manolo, le había hablado de un pariente de Detroit y nos puso en contacto», apunta Alexis. «Manolo se sorprendió mucho y al principio pensaba que no podía ser. Le parecía raro, pero luego le enseñamos algunos de los documentos y se dio cuenta de que sí. Él es hijo de Enrique, primo hermano de Joe. Los dos tienen 89 años. Se acordaba de Soledad, que falleció en el 2017, con 107 años. Ella quería que su hijo conociese a su familia española», apunta Alexis.
Emigración de los años 30
Tras localizar a los de Mortoares se puso manos a la obra para organizar el viaje de reencuentro. «Viajó desde Detroit toda la familia, Joe, sus tres hijas y sus yernos. Siete personas en total», indican desde la agencia, que se encargaron de recogerlos en el aeropuerto de Santiago y llevaros hasta la aldea natal del padre de Joe. «Hicimos una merienda el sábado, fue muy emotivo», comenta Manolo. La comida tuvo lugar en la casa en la que nacieron los padres de Joe y Enrique. «Está reformada, pero en la planta baja mantienen la cocina clásica. A los americanos les gusto mucho poder verla y conocer los orígenes de la familia», dicen desde la agencia.
Manolo explica que tanto él como su padre se emocionaron mucho en la reunión. «Fue muy bonito, quedamos encantados. Son gente muy agradable y humilde», dice el de Mortoares, que relata que aunque ni ellos hablan inglés ni sus parientes español, se entendieron. «Alexis, de la agencia, hizo de traductor, pero Joe entiende todo, aunque habla poco», apuntó Manolo. En el reencuentro participaron también otros primos que viven en el País Vasco. «Pusimos empanada, tortilla, jamón... y vino, que en esta zona lo tenemos muy bueno», dice Manolo.
Pensando en otro reencuentro
Uno de los momentos más emotivos fue cuando una de las hijas de Joe, Rita Lafayve, entregó a Enrique unas cartas. «Él las reconoció. Dijo: “Esta es mi letra“, ya que eran las misivas que había enviado de joven a sus parientes de Detroit. Tras esa reunión, Joe, sus hijos y sus nietos aprovecharon para conocer Betanzos y A Coruña, ya que desde ese puerto partió su padre. Su siguiente parada será Albacete, para conocer a la otra parte de su familia española. «Quieren volver a Galicia», dice Manolo, que no descarta que para la próxima sean él y su padre los que crucen el Atlántico. «Nunca digas nunca, es un viaje muy largo, pero quién sabe».