Casa Carnicero: así era la villa modernista que ha puesto en jaque al alcalde de Oleiros
VIVIR A CORUÑA
La Fiscalía pide 15 meses de cárcel para García Seoane por un delito contra el patrimonio, al ordenar demoler este emblema de A Pasaxe
04 feb 2023 . Actualizado a las 13:09 h.Tan solo un par de meses después de que A Pasaxe recuperase el ritmo habitual tras el ocaso de la pandemia, la casa Carnicero comenzó a arder. Era julio del 2020 y un gran incendio acababa prácticamente con este inmueble de principios del siglo XX. La villa modernista que daba la bienvenida a Oleiros se redujo a ceniza y, de su esplendor, solo se mantiene en pie una palmera.
Por su demolición, la Fiscalía pide para el alcalde Ángel García Seoane 15 meses de prisión y 13 años de inhabilitación, considerando que se cometió un delito contra el patrimonio histórico. Casa Carnicero se derribó el 29 de diciembre de ese año, después de que un temporal echase abajo una de sus paredes.
Obra del arquitecto Rafael González Villar en 1916, que también fue responsable de joyas como el Kiosco Alfonso, el chalé Rialeda —que ahora es la biblioteca pública municipal— o la Casa Molina, fue diseñada en su día para el industrial Enrique Carnicero Ríos, propietario de un importante vivero de ostras en la ría y amigo del arquitecto. De los encargos que tuvo este profesional más de una edificación ha corrido mala suerte. Entre sus construcciones destaca también el sanatorio de Oza-Cesuras, pensado para acoger a enfermos de tuberculosis, nunca llegó a terminarse y en los últimos años ha sido objeto de pintadas ofensivas.
Casa Carnicero, con tres plantas, una imponente escalera y sus características cubiertas de madera, fue sinónimo de una época de esplendor arquitectónico, donde el art nouveau regó de lustre y diversión diversas localizaciones de la provincia.
Del lustre y la diversión se pasó, con el tiempo, a un período más oscuro, sobre todo porque este inmueble pasó de las páginas de sociedad a las de sucesos. De la presencia de Lola Flores y Manolo Caracol disfrutando de unas ostras en el merendero se pasó al asesinato, en junio del 2007, del propietario del estanco que habitaba el bajo. Posteriormente, vecinos de la zona denunciaron la presencia de un okupa, al que algunos responsabilizaron del incendio que acabó con esta leyenda.