
El cierre de las salas Yelmo en Los Rosales hace un año fue el último gran varapalo que se llevaron los cinéfilos herculinos. El Teatro Colón comienza el 2024 dándoles una buena noticia: el primer semestre volverá a exhibir películas; en este caso, clásicos como «El apartamento» o «Ciudadano Kane»
04 ene 2024 . Actualizado a las 00:03 h.El adiós de una sala de cine casi siempre se romantiza y eleva la nostalgia a cotas insospechadas. Esto si la película con la que se echa el cierre lo permite. Cuando el Chaplin puso punto y final a su historia en el 2005, una pareja de abuelos acompañaba a su nieta a disfrutar de uno de los cuatro filmes que se podían ver su último día de vida: «Vamos a ver la de Semen, ¿sabes?», comentaban. Lejos de pertenecer a la categoría de cine X —no sería descabellado porque estos cines fueron los únicos de A Coruña que exhibían películas porno—, se trata de un largometraje español que pasó sin pena ni gloria, protagonizada por la familia Alterio y Leticia Dolera. La cartelera es caprichosa, y aunque algunos recuerdan perfectamente cuáles fueron las últimas películas que pudieron verse en el Equitativa, el Avenida o el Tom y Jerry, en la mayoría de casos se trata de filmes con escaso recorrido que deslucen el peso simbólico de estos cines.
El Teatro Colón da la vuelta por todo lo alto a esta situación, y en el primer semestre del 2024 se convertirá de nuevo en una sala de cine para ofrecer clásicos de hoy y de siempre bajo el paraguas del ciclo As mellores películas da historia, que arranca el 11 de enero con la proyección de El apartamento, de Billy Wilder, y que contará, además, con la participación de la escritora Elvira Lindo. A partir de ahí se hará un repaso por seis hitos del séptimo arte entre los que se encuentran Al final de la escapada o Ciudadano Kane.

Aunque de forma oficial la última proyección que pudo verse en el Colón fue en el 2002, en contadas y significativas ocasiones han vuelto a exhibirse películas en este templo de las artes escénicas. Con el arranque del milenio, y un Ricardo Darín que no ha bajado el listón interpretativo desde entonces, el argentino daba la campanada con Nueve reinas, un thriller ligado a la historia del teatro Colón por ser la última película que se exhibió durante su etapa como cine, que duró más de medio siglo. Hasta ahora.

El cine Avenida, emblema del Cantón Grande, estuvo en pie desde los años 40 hasta 1997. En su última jornada una de las películas que vieron sus clientes más fieles fue En el amor y en la guerra. Protagonizada por la entonces omnipresente Sandra Bullock y Chris O'Donnel, se trata de un drama romántico que es una adaptación libre de Adiós a las armas, el clásico del escritor Ernest Hemingway. La lista de Schindler había marcado un antes y un después en el cine de los noventa, que comenzó a fijarse en las tragedias personales que arrastraban los conflictos bélicos. Este género llegaba a targets que era imposible juntar en otro tipo de películas, lo cual era perfecto para una sala que acogía a tanta chavalada como jubilados.


El cine Rex, que en un primer momento se había llamado Santa Margarita por su ubicación próxima a este parque, dejó de estar operativo en 1989. El proyecto de esta sala, firmado por el arquitecto Peregrín Estellés, resistió 43 años, hasta que su último día se despidió con la proyección de la película Big, que en España se conoció como Quiero ser grande. Esta comedia fantástica, que tiene en Ponte en mi lugar, de Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis, su peor reflejo, dio a Tom Hanks un prestigio que hasta entonces solo se intuía y, de hecho, fue nominado al Oscar y al Globo de Oro como mejor actor.

Cuando los multicines Chaplin cerraron, se convirtieron en la octava defunción que certificaba la cartelera coruñesa en quince años. Se fue en el 2005, contentando a infinidad de chavales que, con la película Los 4 fantásticos iniciaba un idilio con estos superhéroes que sigue dando frutos a día de hoy.
El Equitativa fue una de esas últimas salas que pisaron los millennials más tardíos, y sus escaleras las penúltimas que acogieron a chavales con las manos ocupadas con pipas de Mely y no con TikTok. Antes de convertirse en Registro Civil, estas salas de la plaza de Vigo se despidieron con una película ideal para revolucionar aún más las hormonas: En busca de un beso salvaje. A este filme adolescente le acompañó en la cartelera De latir mi corazón se ha parado, un intenso thriller musical francés —¿puede acaso una película francesa no ser intensa?— que recuerda esos tiempos en los que había una oferta amplia de cine europeo en las salas de provincias.


El patriota fue la última película que estrenó el cine Valle Inclán, en la antiguamente conocida como Comandante Barja, y que hoy es la calle Riazor. Con Mel Gibson como protagonista, se trata de un filme bélico que, para quienes tengan curiosidad o quieran rememorar tiempos pasados, puede verse en Netflix.
Eran ya los años 2000 y tanto salas de cine como videoclubes comenzaban a languidecer en A Coruña a causa de la aparición de la piratería y, posteriormente, del bum de las plataformas en streaming. Los cines Yelmo de Los Rosales llevaban tiempo funcionando —por ser benevolentes— a medio gas, y en enero del año pasado echaron el cierre. Aunque con pocos clientes, los que tenía eran fieles, sobre todo, porque ofrecía alternativas en versión original que ya no se encuentran en otras salas. Avatar, El gato con botas y Operación fortuna fueron los títulos con los que pusieron un punto y final.