La misión imposible de encontrar plaza en una guardería de A Coruña: «Nos llaman incluso mujeres embarazadas de un mes»

VIVIR A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Familias que tienen que cambiar de provincia o padres que pasan una hora en el coche para llevar a sus hijos a la escuela infantil. La crisis demográfica choca con la realidad de unas guarderías que acumulan listas de espera

11 feb 2024 . Actualizado a las 08:58 h.

Galicia es la comunidad con más niños escolarizados en la etapa de 0 a 3 años. Si en el 2009 solo el 19 % de los menores que se encontraban en esta franja de edad iban a la escuela infantil, el pasado año ya lo hacían el 56 %. Las matrículas se dispararon en el 2022, cuando la Xunta apostó por la gratuidad de las guarderías, sumándose así a Madrid, Canarias y La Rioja. La crisis demográfica que azota a esta esquina peninsular choca con la odisea de esos padres que, con unos centros infantiles colapsados, se ven obligados a hacer trayectos de una hora para que les cuiden a sus hijos o, en casos extremos, incluso cambiar de provincia

Del ramillete de guarderías de A Coruña y su área a las que La Voz le ha preguntado si tienen plaza para este curso en el aula de primeros meses —curso de 0 a 1 año—, solo en una cuentan con un par de vacantes, y la mayoría tienen familias en lista de espera. De hecho, en Vagalume (Arteixo), reconocen que de las quince consultas que pueden recibir a diario pidiendo información, unas doce se corresponden con padres cuyos bebés son recién nacidos. Pero esto no es todo, pues en algunas de las más codiciadas guarderías del centro de A Coruña incluso revelan que han recibido llamadas de mujeres embarazadas de un mes preguntando cuándo pueden matricular a unos bebés que, prácticamente, acaban de ser concebidos.

Marzo está a la vuelta de la esquina, y es un mes clave en un proceso que pone a prueba la paciencia, y necesidades, de muchos padres. Es el momento en el que la mayoría de escuelas infantiles abren el plazo de inscripción para unas vacantes que, sobre todo en las ciudades, se ocupan en días. Y el mes que marca el devenir de algunas familias. «Muchas madres que dimos a luz a finales del 2023 o a principios de este año, que tenemos que incorporarnos al trabajo en unos meses, estamos colgadas porque no hay plazas. Tendría que haber reservado el marzo pasado, que ni sabía que estaba embarazada. Vivo en A Coruña y trabajo en Arteixo, y me planteo ya guarderías en Carral porque no veo más alternativa», comenta Elvira.

Desde que las escuelas infantiles están hasta los topes, algunos bebés salen perjudicados, y sobre todo esos padres que tienen que conciliar, por el mes del año en el que llegaron al mundo. «Si el niño nace a mitad del año es muy complicado conseguir plaza hasta que el bebé tiene más de doce meses», comentan desde Os Pequerrechos, para desgranar en Vagalume esta situación: «Una niña que nace en junio, por ejemplo, probablemente no tenga hueco ya para el último trimestre del año porque por lo general estarán todas las plazas ocupadas, así que los padres tendrán que esperar a marzo para matricularla de cara al siguiente septiembre». Esto si no hay movimientos en las listas de espera, que a estas alturas del año muchas rondan la decena para los bebés.

Antía y Álex vivieron una auténtica odisea para conseguir que su hija Lía pudiera ir a la guardería. Y ahora que la han conseguido, tienen que pasar una hora en el coche todas las mañanas antes de llegar al trabajo. Viven en Monte Alto y solo han encontrado plaza en Os Cativos, en Palavea. Van de punta a punta de la ciudad para luego ir ella hasta el polígono de Sabón y, él, a Meicende. «Tuvimos suerte porque abrieron aulas nuevas en el Agra do Orzán y en Palavea, y nos dieron la última plaza de este último sitio, donde doce familias se quedaron fuera; así que tuvimos suerte, por esto y porque estamos encantados», cuenta Antía. Y añade que cuando estaba embarazada, como sabía lo saturadas que están las guarderías, había ido a informarse a escuelas privadas y en una incluso le negaron el impreso de solicitud porque «tenía a 25 familias por delante».

Alejandro Pita delante de Os Cativos, la escuela de Palavea a la que acude su hija Lía
Alejandro Pita delante de Os Cativos, la escuela de Palavea a la que acude su hija Lía Eduardo Pérez

«Yo estaba a favor de la gratuidad de las escuelas infantiles, me parecía una idea buenísima, pero se ha convertido en una selva en la que todo el mundo pelea por una plaza para disponer de ella a su antojo», relata Antía, para continuar diciendo que hay muchas familias que, como no tienen que pagar, apuntan a sus hijos a la escuela «y los llevan días sueltos o pocas horas; así hasta que se libera la plaza se quedan muchas familias sin opciones, que quizás tengan necesidades reales o falta de recursos económicos que les permitan plantearse otra alternativa». En la escuela infantil Dana, situada en una perpendicular de Juan Flórez, comparten esta opinión: «Es cierto que desde que las escuelas infantiles son gratis muchos padres que no lo necesitan llevan a su hijo a la escuela infantil, y otros que sí lo necesitan se quedan fuera».

Brendan y Larissa con su hija Anna, en Pontevedra antes de mudarse a A Coruña
Brendan y Larissa con su hija Anna, en Pontevedra antes de mudarse a A Coruña RAMON LEIRO

La situación de Brendan y Larissa es excepcional, pero lo cierto es que se vieron obligados a mudarse a más de cien kilómetros de donde tenían asentada su residencia para que Anna fuera a la guardería. O lo que es lo mismo: para que Larissa volviese al mercado laboral. Él irlandés y ella brasileña, cuando su hija cumplió 16 meses se plantearon que era un buen momento para que empezara en un jardín de infancia, y así la pareja pudiese recuperar sus trabajos. Vivían en Pontevedra, y no conseguían los puntos necesarios para que les dieran una plaza porque Larissa no trabajaba. «Era un círculo vicioso», sintetiza Brendan, que se dedica al márketing. 

Como nada les ataba a la ciudad del Lérez, decidieron mirar escuelas infantiles en otros puntos de la geografía gallega, y vieron el cielo abierto cuando encontraron en A Coruña, una ciudad que les parecía especialmente atractiva por «su oferta cultural». Se mudaron condicionados por dónde está la guardería de Anna, en la Ciudad Vieja, y desde hace seis meses viven a diez minutos de la escuela infantil, pero reconocen que están encantados.