A Coruña se queda sin carteles de «Se alquila»: «La situación es tan grave que cada vez vemos más familias que comparten piso»

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Mar y Ángel, de LC Inmobiliaria
Mar y Ángel, de LC Inmobiliaria M. M.

Una inmobiliaria de la ciudad ya no pone imágenes de inmuebles para arrendar en su escaparate: «No nos da tiempo, muchos los liquidamos en 24 horas»

10 abr 2024 . Actualizado a las 11:39 h.

Que la situación del mercado inmobiliario en A Coruña es insostenible se escucha ya desde demasiados frentes. El Ayuntamiento, inquilinos incapaces de encontrar casa e incluso las inmobiliarias alzan ahora la voz para lamentar una coyuntura que deja en la peor de las situaciones a muchos ciudadanos. La cada vez más reducida oferta de pisos para alquilar —casi siempre en pro de las viviendas turísticas— se suma a una escalada de precios que ya sitúa el metro cuadrado en máximos históricos. Así, agencias como la de Mar Laya ya se ven obligadas a dejar de poner carteles de «Se alquila» en su escaparate: «No nos da tiempo».

Esta profesional trabaja en LC, situada en As Conchiñas, y expone que solo ponen imágenes de los pisos que tenemos en venta, «porque hacerlo con los de alquiler es una tontería». Lo explica: «Cuando vamos a hacer todo el trámite ya tenemos el piso amueblado, en menos de una semana se liquida todo». Este sería el escenario conservador, porque cuenta que es habitual que su inmobiliaria alquile pisos en 24 horas.

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«Si un inmueble está en su precio y lo publicamos hoy, mañana está alquilado. La cuestión es que muchas veces se tarda un poco por la selección del inquilino», convirtiéndose esta escena en una más habitual en la búsqueda de empleo. «Cada vez se ponen más filtros: por un lado están los requisitos económicos, que siempre implican tener una nómina, porque en esta zona hay mucha gente cobrando una Risga o el ingreso mínimo vital, y los propietarios no los quieren». Después, continúa esta experta, «se busca que los inquilinos tengan buena apariencia y que no nos mientan. Por otro lado, y esto siempre digo que es un error, la gente no quiere que sus inquilinos tengan mascotas, y no se dan cuenta de las oportunidades que se pierden porque en esta ciudad hay más animales de compañía que niños».

 

Así las cosas, según cuenta Laya, no son pocos los vecinos que se ven obligados a aceptar pisos con precios inflados o a asumir convivencias forzadas con desconocidos. «Por ejemplo, ahora el más barato que tenemos cuesta 500 euros y es un cuarto sin ascensor ni muebles, no tiene ni nevera. Pero se va a alquilar fácilmente pese a que hasta hace poco costaba 300 euros. Es una locura», comparte esta especialista, para añadir que así empiezan a ser frecuentes los casos de familias que comparten vivienda con otras, incapaces de afrontar el gasto ellos solos de un inmueble, «o parejas que se ven obligadas a compartir habitación con sus hijos, esto también se ve cada vez más», puntualiza.

Solo en la zona en la que opera esta inmobiliaria, el Agra do Orzán, en el caso del alquiler el metro cuadrado del suelo costaba 8 euros, más de tres puntos por encima a lo que valía este mismo mes hace diez años; y lo mismo que costaba el metro cuadrado en la céntrica calle Juan Flórez en el 2017.