La revolución de las amas de casa de A Coruña: «Perseguimos la igualdad cuando nadie lo hacía»
VIVIR A CORUÑA
Con el concepto «tradwife» polarizando conversaciones, una histórica defensora de las amas de casa reivindica el sacrificio que suponen los cuidados, y reclama que «este colectivo pueda cotizar en un régimen especial»
02 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El cine y la televisión son infinidad de veces el árbol que impide ver el bosque. Para el mundo audiovisual pareciera que solo existen dos modelos de mujeres que dedican su tiempo a los cuidados: las que hacen malabares para llegar a fin de mes, llevan manchas de café en la blusa, el pelo sucio y se olvidan de recoger a la prole en el colegio —el marido, probablemente, ya se ha ido con otra menos desastre—; y después están las esposas y madres perfectas. Ellas visten impolutas, su cabello brilla tanto como su sonrisa y elaboran contundentes pucheros que nunca les hacen subir de talla. Este bando se encuentra estas semanas en la picota gracias al término tradwife, un hashtag que ha revolucionado TikTok y que, para muchos, tiene su máximo expontente en España en Roro, una veinteañera que centra los vídeos que publica en los platos que cocina para su novio Pablo. Rosa Otero no tiene ni idea de quién es esta chiquilla, aunque lo de TikTok le suena por sus nietos. Tampoco ve mayor problema en que «decida libremente hacer lo que le que le dé la gana». Y añade: «Problemas teníamos cuando esto no era así».
En el 2024, la cuarta ola feminista deja una imagen donde el movimiento está fragmentado y plantea cuestiones a las que era imposible acercarse hace décadas. Con el grueso de las mujeres emancipadas e indepedientes, el concepto de ama de casa les suena a muchas anacrónico, y no quieren saber nada de una idea que las relega a ese segundo plano donde sus madres y abuelas estuvieron tantos años. Pero, ¿es esto justo? Rosa lleva casi veinte años al frente de la Asociación de Amas de Casa de A Coruña. Y es absolutamente fiel a una condición que, asegura, es inherente a la mayoría de las mujeres. «Aunque estemos en el siglo XXI, somos nosotras las que seguimos encargándonos de casi todo en casa, y eso que la mayoría también trabajan fuera. Yo misma, que ya estoy jubilada, regenté una farmacia durante años. Aún así siempre me presentaré como ama de casa, no renegaré nunca de ello porque no es ninguna bajeza», relata con firmeza.
Charlamos con esta mujer, que también dirige la Asociación Antidroga Antonio Noche, en su despacho de esa asociación donde tantas mujeres pasan y han pasado para «aprender, distraerse y asesorarse». A esta oficina, situada en pleno Cantón Grande, también acuden últimamente hombres, cuenta. «Se están animando y me parece genial, por suerte ahora también hay amos de casa». Desde luego, no cuando comenzó, en 1966.
Por aquel entonces, 31 coruñesas se asociaron para reivindicar su futuro. «Eran amas de casa y tenían acotados todos sus derechos. Dependían para ir al banco o para cualquier trámite administrativo de sus maridos; solo podían atender la casa y tener hijos, y reclamaban su lugar en el mundo». Continúa Rosa: «Cuando en un papel oficial tenían que poner su profesión, esta era o ama de casa o "sus labores". El sentimiento que tenían de sentirse de segunda, o despreciadas, era normal y eso que trabajaban como condenadas, vaya que sí».
Esta farmacéutica jubilada tiene claro que sus antecesoras «fueron pioneras, persiguieron la igualdad cuando nadie lo hacía». Y esto ocurría en un contexto en el que estas mujeres tenían que escuchar sandeces como «xa están as mulleres pedindo» o «queren de todo sen facer nada», recuerda Rosa. Pedían, claro que pedían. Pero principalmente demandaban visibilidad para una asociación que «quería enseñar a leer y escribir a mujeres sin alfabetizar, que entonces eran muchas. Para que así pudieran valerse por sí mismas».
Las necesidades y peticiones de esta entidad han ido cambiando con el paso del tiempo, y ahora Rosa tiene claro qué objetivo pretende alcanzar para las amas de casa. Lo repite varias veces a lo largo de la entrevista: «Queremos que puedan cotizar en un régimen especial para que puedan tener su propia pensión y que nuestra vejez esté normalizada. Hay mucha gente que fue ama de casa toda su vida y ahora no tiene nada. Vienen aquí pidiendo ayuda porque no saben qué hacer». A falta de una regulación, en esta oficina de los Cantones ofrecen asesoría gratuita con abogadas especializadas.