Un matrimonio recupera los mejores sábados de esta discoteca en Depremio23. Esta iniciativa pretende que este concello vuelva a ser el epicentro de la fiesta
28 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Era jueves. Pero también el jueves del puente de la Constitución de 1987. Aunque durante la semana los jóvenes le daban tregua a las palanganas del Moby Dick —una mezcla imposible de ginebra, vodka, whisky, Cointreau o champán—, esta vez toda la carne se ponía en el asador en Sada para recibir, en la discoteca de moda, a las «misses más guapas de Galicia en su semana loca». A finales de aquella década las mujeres aún se lucían como un jarrón chino, y nadie ponía en entredicho que las chicas entrasen gratis, o con descuento, en esos locales nacidos para el gozo y frenesí. Tampoco había entonces especial problema con que los chavales, ellos, se pusieran hasta arriba de Licor 43; ni con echarle el humo del cigarro en la cara a la novia del mes en el medio de la pista. Clara y Mariano saben que no pueden retroceder en el tiempo. Ni quieren. Pero sí aspiran a recuperar lo mejor de la primera etapa de Baroque en su local Depremio23, exprimiendo esa dopamina llamada nostalgia con la que algunos dirán que los 50 son los nuevos 15.
Este pub lleva abierto desde el verano, pero será hoy cuando arranque una fiesta que pretende volver a llenar de esplendor la noche sadense. Actualmente en horas bajas, hasta principios de los 2000 este concello era el epicentro de la fiesta. El Cal Pita materializaba la ilusión de una chiquillada que empezaba a hablar del fin de semana el lunes; y muchas veces la pesadilla de unos vecinos que, sobre todo en su última etapa —cuando Baroke cambió de manos y pasó a llamarse Sabaroc—, pedían que se extremase la vigilancia policial en los alrededores del local.
Por este motivo, los organizadores del llamado Baroke Fest insisten en recalcar que el baúl de los recuerdos que pretenden abrir cada semana es el que guarda, sobre todo, los años ochenta y noventa. «Sonará música de aquellos tiempos: habrá pop español, mucho rap y hip hop, eurodance y también un guiño a las canciones lentas. Creo que mucha gente que ahora tiene entre cuarenta y cincuenta echa de menos temas que nosotros recuperaremos, como Because the night (Patti Smith), Good Life (Inner City) o Ice Ice Baby (Vanilla Ice). No voy a entrar en si géneros que suenan ahora, como el reguetón, son mejores o peores; pero nosotros pondremos otro estilo». Habla Sergio Modia, disyóquey encargado de hacer bailar a los clientes de Depremio23, que todos los sábados podrán darlo todo hasta las dos de la mañana en este local.
Sergio, como buen sadense, reivindica Baroke como «una discoteca pionera en la comarca, tanto por el tamaño de la sala como por la música que sonaba». Clara, por su parte, tiene todo a punto para inaugurar unas veladas que pronostica épicas y que, espera, sean solo el comienzo de la vuelta a los orígenes de una fiesta que no se entendía sin pasar por este concello. «Yo soy andaluza y me gustaría vivir todo eso de lo que habla aquí la gente. Se pasan el día contando sus mejores recuerdos y es contagioso. Por eso vamos a intentar que la todo el mundo se anime a salir por esta zona por la noche; ya que ahora apenas hay ambiente, la gente solo puede ir a cenar y, como mucho, a El Chiringuito».
Este local tendrá que vérselas con el ramillete de alternativas de ocio nocturno que han empezado a florecer en los últimos tiempos para la generación boomer. «Ahora los mayores quieren salir», comenta la copropietaria de Depremio23, y parece que no le falta razón. Hace apenas dos semanas la muy vintagera discoteca Chaston, situada en la calle Costa Rica, en pleno centro de A Coruña, abría de nuevo sus puertas para un público de la vieja escuela. En el 2022 había coqueteado con la chavalada pero, finalmente, ahora los viernes son de Chaston Classic, una propuesta que vuelve a su idiosincrasia de siempre y que, también, apuesta por la música de las últimas décadas del siglo XX.
Suma y sigue. Porque el Playa Club, icónico local intergeneracional para infinidad de coruñeses, vuelve a las andadas reinventado. Lo hará de la mano del Mondo Club (Vigo). Pese a que todavía no se sabe cuándo verá la luz este proyecto, sus impulsores sí han adelantado que conquistará a «un público plural».