Un fenómeno semejante ocurre en la playa de As Furnas de Xuño, donde Ramón Sampedro empezó a ver el mundo desde abajo. Decenas de personas visitan diariamente este arenal semisalvaje, con una belleza absolutamente turbadora. Casi pisoteándose, se hacen fotos en la peña desde la que se tiró al mar el difunto, cuya vida convirtió en un auténtico fenómeno de masas el film de Amenábar Mar Adentro. Antes de rodarse la película, había quien se lanzaba desde el mismo punto, pero hoy resultaría una temeridad. El equipo de Amenábar rellenó de arena la poza y hoy su profundidad es de apenas unos centímetros. A pie de playa está el bar As Furnas. Recuerdan como si fuese ayer la visita de Bardem, Belén Rueda y todo el equipo de Mar Adentro, pues allí rodaron durante diez días. De Javier Bardem cuentan que es un «estirado», que no hablaba con nadie, que entraba en el bar, se sentaba en una mesa, pedía algo y no abría la boca. Belén Rueda cayó mejor. Y Amenábar se ganó el cariño de la gente. «No hacía más que hablar con los vecinos, preguntarles cosas. Era amabilísimo», recuerda una de las camareras del negocio. «Amante da morte» Sobre el punto desde el que se lanzó Ramón Sampedro al mar, al lado de una pequeña calita en la que por las noches el sexo agita los sacos de dormir, han clavado sus amigos una placa en la roca. Se lee: «Ramón Sampedro, amante da morte e da vida, mariñeiro, poeta e amigo». Lástima que ahí la marea trabaja más que un retén de canteiros y algunas letras han empezado a desaparecer como espuma de mar.