«Con Franco, trabajaba con un ojo en el papel y otro en la censura»

CULTURA

El creador de Mortadelo y Filemón, que cumplen 50 años, cuenta cómo le prohibían las cosas más insólitas pese a que ponía mucho cuidado

18 nov 2007 . Actualizado a las 02:41 h.

Mortadelo y Filemón están a punto de cumplir 50 años. El 28 de enero de 1957 se publicaba en la mítica revista Pulgarcito la primera historieta de esta singular pareja creada por Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936). Este se confiesa mortadelista, ya que Filemón es «simplemente un interlocutor». Ediciones B ha publicado un magnífico volumen con motivo de sus bodas de oro. Ibáñez dice que mantiene con Mortadelo y Filemón una relación de amor-odio porque le han hecho trabajar como un loco.

-¿Fue difícil crearlos?

-Cuando nos hacen esta pregunta nos ponemos gordos, diciendo que fue una labor de gigante, de días y semanas dibujando, borrando, rompiendo folios. Todo es mentira. Fue muy rápido. En crear un personaje se tardan cinco minutos. Lo difícil es cuando llevas 3.000 páginas.

-¿Fueron difíciles sus comienzos?

-No más difíciles que ahora, que ya no hay nada, que todo se acabó, que no hay publicaciones. No queda nada. La historieta ha muerto. Los que tenemos cierta edad recordamos los quioscos llenos de tebeos, ahora están Rociito y Obregón. Yo cogí afición porque salió por ahí, quizá porque no sabía jugar al fútbol. Como había tantas publicaciones fui pasando de una a otra hasta que llegué a Bruguera.

-Antes, los niños se iniciaban en la lectura con tebeos como los suyos. Hoy se dedican a los videojuegos. ¿Qué diferencia hay?

-Una diferencia tremenda. Los niños sienten terror por principio a esos bichitos negros que se llaman letras. Pero si un dibujo les hace gracia se tragan lo que pone el bocadillo y les van perdiendo el miedo. Eso es lo que pasaba cuando leían tebeos. Luego compraban los libros de Guillermo, pasaban a Emilio Salgari y Julio Verne. Y algunos conseguían llegar a Kafka. Ahora no se acostumbran a esos bichitos por culpa de los dichosos videojuegos. Para los críos el tebeo se acabó. Los videojuegos los han matado en buena parte.

-¿Tuvo algún problema con la censura franquista?

-Tuve algunos problemas impensables porque en el franquismo yo trabajaba con un ojo puesto en el papel y otro en la oficina de censura. Tenía mucho trabajo y sabía que, si me devolvían la historieta tachada con el jodido lápiz rojo, había que rehacerla, empezar de nuevo. Yo iba con cuidado, pero a pesar de ello se agarraban a cosas peregrinas.

-Por ejemplo.

-En 13, Rue del Percebe había una especie de doctor Frankenstein que creaba monstruitos. Estuve haciéndolo mucho tiempo sin que pasara nada, hasta que una vez vino con el jodido lápiz rojo. Dijeron que había puesto un señor que creaba personajes vivos y eso solo lo podía hacer al sumo hacedor. En otra ocasión me tacharon una escena submarina en la que salía la ballena Moby Dick rodeada de pulpitos, a su lado estaba un ballenato con mala cara y fuera un pulpo gigante. La censura lo tachó diciendo que cómo se atrevía ese colaborador disoluto a tratar el adulterio en una revista infantil. No solo estaban prohibidos la política y el sexo, sino también que un personaje persiguiera a otro con un garrote mientras se permitía que en Hazañas Bélicas masacraran a 50.000 alemanes.

-¿También tuvo problemas con Mortadelo y Filemón?

-Sí, cuando salía alguna señora.

-¿Cómo son Mortadelo y Filemón?

-Nunca han sido dos héroes puros, rectos. Son dos zapatones a los que todo les sale mal, son dos cabroncetes, como todo el mundo, y si tienen que hacer una putada para ganar dinero la hacen.

-¿Han cambiado mucho en estos 50 años?

-Si se ve una historieta de hace 50 años no los conoce ni su padre. Han cambiado la forma de vestir, de moverse, de hablar, los temas. Pero hay cosas que no pueden cambiar. Si a Mortadelo le pongo una parka y unas zapatillas deportivas, ha muerto.