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«Wolke 9», una historia de sexo y pasión de sesentones, acapara la atención de la cartelera alemana

Gemma Casadevall

CULTURA

06 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La película Wolke 9 , del alemán Andreas Dresen, calienta la cartelera del otoño alemán con una inusitada historia de sexo y pasión entre sesentones, rodada sin tapujos y rompiendo tabús sobre el erotismo en la tercera edad. La película no es apta para quienes piensan que el amor entre mayores significa presentar «a abuelitos tomados de la mano paseando por un parque», advertía el director, representante de la generación de cineastas alejados del anquilosamiento que a menudo se ha atribuido al cine germano.

«Estoy más cerca de Intimacy de Patrice Chéreau o de Escenas de un matrimonio de Ingmar Bergmann que de filmes románticos de amor entre abuelitos», añadió Dresen ante el estreno de su filme, que esta semana llegó a los cines comerciales de toda Alemania.

El realizador alemán sacaba así a colación dos exponentes de cine de sexo explícito -especialmente el primero-, que colocan la cámara directamente sobre la epidermis del personaje y retratan el acto sexual en busca de autenticidad.

Dresen, como Chéreau y Bergmann, ha buscado personajes directamente arrancados de la vida real. La diferencia sobre esos precedentes es que sus protagonistas superan ya los sesenta años, en el caso de la mujer -Inge, interpretado por Ursula Werner-y los setenta, para su amante -Karl, interpretado por Horts Westphal-.

«Es amor y erotismo en estado puro, a plena luz del sol, con la ventana abierta, en el lago, donde sea...», explica Dresen, autor originario de la RDA que ya sorprendió con la autenticidad y frescura de películas como A mitad de camino y Verano en Berlín .

Amor sin velos, que desnuda a ambos personajes y los coloca en esa novena nube - Wolke 9 -, equivalente al séptimo cielo del erotismo.

Todo empieza cuando Inge, una costurera que se cree felizmente casada, acude a hacerle un arreglo en los pantalones a quien se convertirá en su amante. A partir de ahí, la historia discurre entre los habituales dilemas morales de alguien que no quiere herir a un esposo al que quiere y respeta, pero tampoco renunciar a la pasión.