Los Reyes, Banderas y Melanie Griffith y José Tomás acapararon la atención de los invitados que acudieron a la entrega de los premios al mérito en las Bellas Artes
16 oct 2008 . Actualizado a las 11:19 h.¿Sabes cómo se pone lo de la cámara en el móvil?», pregunta una señora. Y es que ayer hubo muchos detalles para guardar en el recuerdo. Es difícil que se vuelva a dar una situación igual en plenos jardines de Méndez Núñez. Bajo la carpa que la organización de la entrega de las medallas de oro de Bellas Artes instaló en el corazón de A Coruña había más famosos que nunca por metro cuadrado. Por primera vez una pareja compartió protagonismo con los Reyes. Don Juan Carlos y doña Sofía fueron los más observados, admirados y saludados, pero esta vez tuvieron como rivales a Antonio Banderas y Melanie Griffith. «Es ideal», resume una de las muchas mujeres, aunque también hubo hombres, que se quisieron fotografiar con el actor. El malagueño no paró un solo momento de sonreír, charlar y posar con sus admiradores-vip, porque en la carpa solo se podía entrar con invitación.
Si Banderas deslumbró por su sencillez, Melanie lo hizo por su delgadez y por la cantidad de veces que salió para fumar un cigarro. «¡Qué piernas!», exclama una concejala coruñesa con una mezcla de sorpresa y envidia. La hija de Tippi Hedren se mostró muy normal, sin pájaros en la cabeza, y estuvo al tanto en todo momento de su suegra, Ana Banderas, que cuando salió del teatro Colón parecía un poco mareada. La entrañable mujer se recuperó pronto y se abrazó largo rato con Luz Casal, otra de las grandes protagonistas de la glamurosa mañana. «Estoy encantada. Cuando el ministro me llamó para darme la noticia iba en el coche y pegué un salto y di un grito que no sé como no me quitó la medalla. Es la máxima distinción de las Bellas Artes y recibirla en Coruña es un plus para mí. Eso es jugar en casa», comenta esta «diva de la música», como la calificó César Antonio Molina.
«¿Viste a Roberto Verino?», pregunta Kina Fernández. El modisto gallego, otro de los galardonados, fue visto y no visto. Pocos se pudieron fotografiar con él, pero sí con José Tomás o Marisa Paredes, además de con el matrimonio Banderas e incluso con los Reyes. «Estar tan cerca del Rey y no poder hacerme una foto...», dice la señora del móvil del principio, que no consiguió dar con la tecla.
El matador, con barba, caminó por los jardines coruñeses con la pausa, seriedad y elegancia que acostumbra en la plaza mientras su novia, una de las más alabadas por su belleza, se mantenía al margen de la persecución a la que los taurinos sometieron al diestro. Incluso el alcalde, Javier Losada, que se fotografió con todos los famosos, le sugirió que el año que viene toree en A Coruña. José Tomás no dijo ni que sí ni que no, aunque comentó: «Me gustan las cosas que se comen con las manos». No le van a faltar admiradores dispuestos a pagar la mariscada.