Especialista en películas de terror erótico, el cineasta madrileño recibió el premio con «alegría y sorpresa».
18 nov 2008 . Actualizado a las 22:56 h.El raro y «marginal» cineasta Jesús Franco -especialista en terror erótico- ha sido galardonado con el Goya de Honor 2008, premio que recibirá el próximo 1 de febrero en una solemne ceremonia. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas reconocen su «personalísima trayectoria» y su «larga y rica filmografía».
El jurado considera a este autor de culto «un referente creativo y un ejemplo vital para varias generaciones de cineastas y aficionados dentro y fuera de nuestras fronteras». El polifacético Jesús Franco -Jess Franco para la posteridad- recibido el premio con «sorpresa y alegría», pues nunca pensó que merecería ningún reconocimiento. «Nadie me ha dado nada, sólo con mi primer mediometraje Sobre Pío Baroja (1959) me dieron muchos premios aquí y fuera de nuestras fronteras», señaló. «Estoy encantado, y como nunca me he creído merecedor de nada, me parece un regalo precioso».
Director, guionista, productor, actor, montador, músico y experto en cócteles de terror, erotismo, fantasía y aventuras, es un hombre «enamorado del cine». Autor de cerca de 180 películas -muchas de ellas firmadas con pseudónimo- sus trabajos han sido reconocidos -y reivindicados- en numerosos países, entre ellos Francia, Alemania y Estados Unidos. También ha recibido piropos de grandes cineastas, como los que le dedicó Quentin Tarantino.
Entre sus últimos trabajos figuran La cripta de las mujeres malditas (un desmadre de terror y lujuria), y Ellos robaron la picha de Hitler, en la que interviene como actor. «Mi única pretensión es hacer pasar a la gente un buen rato», declara. «El cine impregnado de progresía intelectual no va conmigo».
Singular
Madrileño, nacido en 1930, ha hecho acopio de un acaudalado listado de pseudónimos: Jess Franco (su preferido), Clifford Brown, James P. Johnson o Jess Frank. De familia liberal, entroncado con la estirpe de los Marías (es tío del escritor Javier Marías), pronto abandonó la carrera de Derecho para cursar estudios de cine en Madrid y París.
En 1959 dirigió su primer film, Tenemos 18 años, y ya no paró.
Desde entonces empezó a hacer películas como el que hace churros (en 1973 firmó nada menos que diez). Su variopinto cine -festoneado de citas, homenajes y música de jazz- vuelve reiterativamente sobre los mismos temas. El crítico Ramón Freixas dice de él: «Cultiva con gusto una singular galería de personajes entre los siniestro y lo cómico, como el lascivo asesino de El sádico de Notre Dame (1974)». Y agrega: «Sus filmes más estimables están marcados por el desparpajo narrativo, la libertad y la osadía». «Si con Gritos en la noche (1961) pone fecha de nacimiento al cine fantástico español, Diario íntimo de una ninfómana (1972) es un sobresaliente cruce entre el thriller y el melodrama a la sombra de su admirado Orson Welles».
En 1972 fundó su propia productora, Manacoa, con la que realizó Con un silencio de tumba y una interminable lista de títulos. Su actividad, en la década de los ochenta, fue de auténtica locura. En 1992 afrontó el montaje de las imágenes del inacabado Don Quijote, de Welles, con quien colaboró en Campanadas a media noche. El 2003 filmó Killer Barbys contra Drácula, secuela de su Killer Barbys (1996).
«No me duele que en España haya gente que no sepa quién soy -confesó en una reciente entrevista-. Al contrario, me tranquiliza porque, como decía mi amigo Fernando Fernán Gómez, los directores debemos ser mediocres para que nos dejen en paz; si destacas, van a por ti».