La primera se encontraba en una fase muy inicial y el segundo trataría sobre la paranoia y la literatura.
18 dic 2008 . Actualizado a las 19:43 h.El escritor Francisco Casavella, fallecido ayer a los 45 años víctima de un infarto, estaba trabajando en una novela de la que tenía escritas unas ochenta páginas y preparaba también un ensayo sobre paranoia y literatura.
Fuentes de Ediciones Destino han comentado que esa novela se encontraba en una fase muy inicial, aunque todavía no se sabe el contenido ni el argumento, pues «Casavella era muy celoso de sus proyectos».
Se conocía algo más de otro de sus proyectos y por su propia boca, pues sólo un día después de alzarse con el Premio Nadal comentaba a Efe que estaba ultimando un ensayo sobre la relación entre la paranoia y la literatura o la subliteratura.
El mismo Casavella confesaba que de siempre le había interesado cómo «se retroalimentan, ya desde la Edad Media, la Inquisición y la Literatura».
En ese ensayo, Casavella pretendía abordar algunos ejemplos de autores entre los siglos XVIII y XX, tanto de la alta literatura como de la subliteratura, como El protocolo de los sabios de Sión, que sirvió como «manual antisemita» durante muchos años.
Hasta el mes de abril, mientras duró la promoción de la novela ganadora del Nadal, Lo que sé de los vampiros, el malogrado escritor barcelonés habló reiteradamente de este proyecto y de que tenía bastante claro cómo iba a afrontarlo, ha señalado a Efe una persona cercana al autor.
La veterana escritora Ana María Matute, a quien sorprendió la noticia ayer en la presentación en Madrid de su última novela, Paraíso inhabitado, no pudo ocultar su contrariedad.
Matute recordaba que había estado en el jurado de uno de los premios literarios que habían concedido a Casavella y esta misma mañana no ha podido evitar cierta pesadumbre al contemplar en los periódicos que la noticia de su nueva novela compartía espacio con el fallecimiento de Casavella, «una persona tan joven».
El que fuera su editor de toda la vida, Claudio López Lamadrid, al frente de Mondadori, apenas ha podido articular un discurso, afectado por la noticia: «Estaba en uno de sus momentos más dulces y se muere cuando había conseguido el reconocimiento del público y la crítica».
Otro amigo de muchos años, el cineasta Manuel Huerga, que desde el principio había querido adaptar al cine su novela El triunfo y que al final consiguió que Casavella le hiciera el guión de Antártida, ha hablado hoy de un personaje de «talento», «bastante solitario», que «se encerraba mucho para escribir, porque se tomaba su profesión muy seriamente».
La escritora y periodista andaluza Eva Díaz, que compartió con Casavella la promoción del premio Nadal como finalista del galardón, ha tenido también un recuerdo hacia el autor de El día del Watusi, que acercó Barcelona a su imaginario «como ya lo habían hecho Marsé y Mendoza».
Según Díaz, «lo mejor de Casavella es lo que intuíamos sus lectores: el Casavella por venir aún sería mejor que el que ya podíamos disfrutar».
«Casavella no se parecía a esos escritores vanidosos demasiado atentos a la espuma de los días, a la repercusión mediática. Al contrario, huía de ese mundo de ególatras tan habitual en los saraos literarios; era discreto, un autor muy serio y tenía un gran sentido del humor», ha remarcado la finalista del Nadal.