El documental «Fahrenheit 9-11», altamente crítico del ex presidente George W. Bush, se refiere a los acontecimientos que llevaron a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
02 jun 2009 . Actualizado a las 11:39 h.El controvertido productor cinematográfico, Michael Moore, propuso hoy declarar en estado de guerra a la industria automotriz de EEUU para transformarla totalmente.
En una carta publicada en su sitio de internet, el productor de documentales como «Fahrenheit 9/11» y «Voting for Columbine», Moore señaló que «la única forma de salvar a General Motors es matar a General Motors».
En la mayor bancarrota en la historia del país y para protegerse de sus deudores, General Motors (GM) se acogió al Capítulo 11 de quiebras ante un tribunal de Nueva York.
El documental «Fahrenheit 9-11», altamente crítico del ex presidente George W. Bush, se refiere a los acontecimientos que llevaron a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
«Voting for Columbine» documenta con tintes trágicos la afición de los estadounidenses por las armas de fuego.
En un plan de nueve puntos, Moore instó al presidente Barack Obama a informar al país de que «estamos en guerra y que debemos convertir las plantas automotrices en instalaciones para la fabricación de vehículos de transporte masivo y aparatos de energía alternativa».
Moore recordó que en 1942, Estados Unidos suspendió la fabricación de automóviles y utilizó las cadenas de montaje para construir los aviones, tanques y ametralladoras que se usaron en la II Guerra Mundial.
«Esa conversión no tardó nada. Todos ayudaron. Los fascistas fueron derrotados», indicó.
El producto agregó que «ahora estamos en una guerra diferente, una guerra que hemos dirigido contra el ecosistema y que ha sido encabezada por nuestros propios líderes empresariales», señaló.
Añadió que los productos que salen de GM, Ford y Chrysler son ahora las mayores armas de destrucción masiva responsables del calentamiento global y el derretimiento de las capas polares.
Según Moore, la Casa Blanca no debería entregar 30.000 millones de dólares a GM con el fin de que esa empresa siga fabricando automóviles.
«Debería utilizar ese dinero para mantener la actual fuerza de trabajo, y los que han sido despedidos sean empleados para que puedan construir los nuevos sistemas de transporte del siglo XXI», indicó.
Esos sistemas deberían ser ferrocarriles de alta velocidad que unan a todas las ciudades. Para las zonas no servidas por esas líneas de trenes, GM debería fabricar autobuses que usen energía limpia.
Moore también propuso transformar algunas plantas de GM para la construcción de molinos de viento, paneles solares y otras formas de energía alternativa.
Añadió que el gobierno también podría ofrecer incentivos tributarios a quienes usen automóviles híbridos o viajen en autobuses o trenes.
El controvertido productor que vive en Detroit, el corazón de la industria automotriz de EEUU, indicó que para financiar su plan, el gobierno tendría que aplicar un impuesto de dos dólares por cada galón de gasolina (3,75 litros).
«Este es un comienzo. Por favor, por favor no salven a GM para que una versión más pequeña (de esa misma empresa) simplemente no haga más que fabricar Chevys y Cadillac. Esta no es una solución a largo plazo. No gasten dinero en una compañía cuyo tubo de escape no funciona», manifestó.