Protagonistas de este libro son cantantes como Manolo Escobar y Luis Eduardo Aute y políticos como Manuel Fraga, que relata los entresijos de la censura.
03 jun 2009 . Actualizado a las 16:19 h.Entre Alfredo Landa y Nacho Vidal han pasado 50 años en tiempo real y milenios en el universo del sexo, las relaciones de pareja y las convenciones sociales en España, un cambio vertiginoso que repasa el escritor David Barba en su libro «Cien españoles y el sexo».
Presentado hoy en Madrid, el libro recoge conversaciones con protagonistas y prototipos de los cambios como Landa, el «rey de los calzoncillos» de las películas de los años 50, obligado a bañarse con camiseta en las playas de San Sebastián, y Vidal, el rey del porno más descarnado que triunfa en la tele de medianoche y en internet.
El propio Barba explica en el prólogo que el libro está «concebido como un viaje oral a través de nuestras costumbres amorosas y sexuales».
Así, «Cien españoles y el sexo» arranca en una época en que el «burdel era casi un ritual de paso», continúa en el tiempo en que los sueños de libertad sexual de los hippies y el mayo francés llegan a España «con su eco amortiguado» y se adentra en «las contadas excepciones libertinas de la España franquista como el círculo barcelonés de la Gauche Divine o la Ibiza hippy».
Protagonistas de estos capítulos son cantantes como Manolo Escobar y Luis Eduardo Aute; políticos como Manuel Fraga -que relata los entresijos de la censura- o Santiago Carrillo; filósofos, ginecólogos, modelos y cupletistas que recuerdan sus experiencias, sus miedos y conquistas.
El libro también rescata «el fastuoso despertar sexual de los años 70 y de las películas clasificadas 'S', las musas del 'destape' y la modernización a trancas y barrancas que acaba con el carnaval de la movida madrileña», fin de fiesta de la transición.
Así, la actriz María José Cantudo recuerda cómo mostró el primer pecho desnudo en el cine español -y pasó tres días llorando-, y el actor Pablo Carbonell habla de cómo un chico de educación conservadora se lanza a la noche más loca y desenfrenada.
A partir de entonces, el abanico de posibilidades y variantes sexuales se amplía con la «salida del armario» de homosexuales, como el presentador Jesús Vázquez; transexuales, como Carla Antonelli, o «polisexuales», como el bailarín Rafael Amargo.
También es en los años 90 el momento en que cobran fuerza los movimientos más conservadores y católicos, que comienzan a luchar por que no se «destruya» la familia y la moral: las organizaciones de padres como el Foro de la Familia o la Concapa, y las organizaciones dentro de la Iglesia, como el Opus Dei y Camino.
Con la llegada del nuevo siglo conviven el cuarto oscuro de las discotecas gay, el mundo 'swinger' o de intercambio para parejas liberales, las meriendas de 'tuppersex' y las infinitas posibilidades del cibersexo.
Y así hasta llegar a la época actual, caracterizada por el «auge de los programas de sexo, las páginas web de contactos, el consumo de juguetes sexuales, el aumento de los abortos adolescentes, el constante descenso de la edad de iniciación, las estrepitosas llamadas de los obispos a la abstinencia».
Todo ello hace pensar al autor que atravesamos un «segundo destape».
Para explicar e ilustrar todas estas etapas y transiciones, Barba deja hablar a cien personajes -algunos protagonistas, otros meros observadores- sobre sus experiencias.
Y no hablan sólo de sexo, sino de «familia, religión, dinero, amistad, pedagogía, política, relaciones sociales y, especialmente, de relaciones humanas», dice el autor, quien deja todo el protagonismo a los narradores.
Así, Alfredo Landa recuerda con cariño la prohibición de sacar trajes de baño «con señora dentro» y la llegada de las suecas -«¡unas santas que nos educaron!»
La promotora de la movida madrileña Blanca Sánchez apunta que en aquellos años «follar se convirtió en un deporte: no significaba nada».
Y la escritora Lucía Etxebarría advierte de que ahora «vivimos una segunda represión, más salvaje que la anterior, y esta vez centrada en la belleza física».